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Gran Premio de Alemania, décima primera válida por el Campeonato Mundial de Fórmula 1, con la cual se ha cumplido la primera parte de la temporada, disputada en el circuito de Hockenheim, y en donde la mesa parecía estar servida para que Mercedes pudiera festejar sus 125 años de historia, en casa; con una nueva victoria de Lewis Hamilton o Valtteri Bottas, y en el mejor de los casos, con un nuevo doblete, como tantos este año.
Para ello, Hamilton arrancaba desde la Pole Position, a más de que los Ferrari partían lejos atrás en la grilla luego de una nueva e insólita doble falla mecánica en los autos italianos en plena calificación, el sábado, que obligó a Sebastián Vettel a largar último y a Charles Leclerc en décima ubicación.
Sin embargo, la lluvia se hizo presente y de manera intermitente durante toda la carrera, que vino a trastocar totalmente el guión que parecía ser definitivo, y que, consecuentemente, hizo que las cosas cambien de dirección dramáticamente. Para unos, para bien; para otros, no tanto, como fue precisamente el caso de los pilotos Mercedes, que tras sendos errores quedaron fuera del podio y de cualquier opción de victoria mientras que Sebastián Vettel y, sobre todo, Max Verstappen se convirtieron en los grandes triunfadores de la jornada, el holandés por delante del alemán, que de esta forma obtuvo su segunda victoria de la temporada, su séptima en F1 (aún sin poder lograr su primera Pole Position), la victoria 61 de Red Bull en F1, y con el inesperado tercer puesto del ruso Daniil Kvyat al día siguiente del nacimiento de su primera hija, Honda consiguió su primer doble podio desde el Gran Premio de Portugal de 1992, en que Ayrton Senna y Gerhard Berger con Mclaren, lo hicieron por última vez.
Cuando hay presencia de lluvia en una carrera como fue el caso en Hockenheim, y más aún cuando esta se presenta de manera inconstante durante todo el desarrollo de la competencia, el resultado final de la misma está condicionada a muchas cosas, en que más allá de la habilidad de los pilotos para manejar bajo estas condiciones tan complicadas de adherencia y visibilidad, interviene mucho la intuición por parte del equipo de estrategas en pits para tomar las decisiones correctas para, a su vez, hacer entrar a boxes a sus pilotos en los momentos más apropiados con el fin de montar tal o cual tipo de neumático frente a la cantidad de agua que cae en esos momentos sobre el asfalto; frente a lo que la meteorología dice con respecto a si seguirá lloviendo, igual, más fuerte o, al contrario, escampará; y además frente a las neutralizaciones de la carrera que se pueden dar con presencia del Safety Car, que en el caso de este Gran Premio alemán se presentó en tres ocasiones, los cuales son momentos en que los estrategas tienen que decidir en cuestión de segundos qué hacer con sus respectivos pilotos en función de la posición en la que están en la competencia y en la posición física en la que se encuentran en la pista cuando llega la neutralización, con el fin de poder tomar la decisión más apropiada con respecto a la estrategia de carrera.
En síntesis, esto se traduce en una verdadera lotería en que a veces se acierta y otras no, todo esto a más de lo que el piloto debe hacer en pista tratando de evitar equivocarse puesto que, al menor error y todo se puede acabar contra un muro de contención, tal como le sucedió a su turno a Checo Pérez, Nico Hulkenberg, Valtteri Bottas, Charles Leclerc e incluso al propio Lewis Hamilton, que aunque el británico sí pudo concluir la carrera luego de reparar los daños en pits, apenas lo hizo en novena ubicación después de que venía liderando la carrera con relativa facilidad; con lo cual queda claro que ni el mejor del mundo es infalible, menos aún cuando llueve.
De hecho, esta situación es la que catapultó a Verstappen a conseguir esta victoria que, al igual que en Austria semanas atrás, no parecía estar para él. Primero porque Max otra vez tuvo una muy mala partida que le hizo caer de la segunda posición en la grilla a la cuarta en la primera vuelta. Rápidamente pudo pasar al sorprendente Alfa Romeo de Kimi Raikkoenen, luego a Bottas en los pits, justamente gracias a una mejor estrategia de Red Bull que la de Mercedes en ese momento; y finalmente tomo la punta tras el despiste y golpe contra el muro de Hamilton para, a partir de ahí, mostrarse intratable pero no sin antes, él también, sufrir un trompo de 360° que, en su caso, afortunadamente, no encontró una pared en el proceso. De todos modos, Verstappen nos volvió a demostrar que bajo la lluvia es “un pez en el agua”, es muy rápido, por lo tanto muy difícil para sus rivales poder seguirle el ritmo.
Por otro lado, si Verstappen no parecía ser el favorito para ganar este Gran Premio alemán, menos lo era Sebastián Vettel luego de ser condenado a largar desde la última posición en la grilla después de no poder dar ni una sola vuelta de clasificación cuando la centralita electrónica falló en su Ferrari, justo cuando se iniciaba la primera sesión contra el reloj. Pero, gracias a un gran trabajo de su equipo estratégico en pits que esta vez no se equivocó, supieron leer de la mejor manera lo que pasaba en pista para, a su vez, tomar las mejores decisiones al momento de llamarlos a pits para los múltiples cambios de llantas que se dieron, pasando de aquellos de full lluvia a los mixtos, luego a los slicks para pista seca, y finalmente regresando a los mixtos cuando la lluvia se volvió a presentar. A diferencia de tantas otras veces anteriores en que se equivocaron terriblemente, esta vez los estrategas italianos estuvieron impecables; lo demás lo hizo Vettel, el alemán tan criticado últimamente y que hace un año, en este mismo circuito, frente a su público , y de igual manera bajo condiciones húmedas, se despistaba cuando lideraba cómodamente la carrera, sirviéndole en bandeja de plata la victoria a Hamilton, que precisamente, a partir de ese día tomó la punta del campeonato para no aflojarla hasta el final. Ese mismo Vettel esta vez también estuvo impecable, no se equivocó en lo más mínimo, y consiguió así una remontada memorable, una de las más impresionantes de la historia de la F1 al arrancar vigésimo y terminar segundo. “Chapeau” para Sebastián, vaya manera de reivindicarse. Afortunadamente, el deporte siempre ofrece revanchas.
Volviendo con los estrategas de Ferrari, estos no solo estuvieron acertados con Vettel, sino también con charles Leclerc. Increíblemente, el monegasco de igual forma sufrió una falla en su SF90, una bomba de combustible que dejó de funcionar al finalizar la segunda tanda de calificación y que, por lo tanto, le obligó a largar décimo en la grilla. Pero, tras una buena largada y unas primeras vueltas en las que Charles ya se ubicó sexto, su equipo en pits prácticamente lo puso a tiro de colocarse en punta gracias a ser de los primeros en llamarlo a montar neumáticos mixtos cuando la lluvia cesó parcialmente. No obstante, la inexperiencia le jugó una mala pasada al joven Leclerc que en la curva que precede a la recta principal le llevó a despistarse terminando contra el muro. El tema es que, en esa misma curva, pocas vueltas antes Charles ya tuvo un primer aviso al perder momentáneamente el control de su bólido que con las justas pudo recuperar. Pese a ello, siguió presionando al límite, seguramente empujado por su ansiedad de tomar la punta, lo cual parecía muy posible en vista de que su Ferrari era indudablemente el auto más rápido en pista. En fin, todavía tiene mucho que aprender Leclerc, que está muy ansioso por alcanzar su primera victoria en F1 luego de estar ya muy cerca de lograrlo, primero en Barhein, pero, sobre todo, en Austria, en que, recordemos, Verstappen se la arrebató a solo dos vueltas del final.
Finalmente, pero siempre siguiendo con el tema estratégico, el inesperado tercer puesto del ruso Daniil Kvyat, que de esta forma le dio el segundo podio para Toro Rosso en Fórmula 1 luego de que Sebastián Vettel lo hiciera por primera vez con aquella memorable victoria del alemán en el Gran Premio de Italia 2008, de igual manera bajo la lluvia, y que además fue la primera para Sebastián de las 52 hasta ahora conseguidas; y el cuarto lugar de Lance Stroll con su Racing Point, demuestra lo beneficiosa que puede ser una acertada decisión, en el momento justo, para realizar una parada en pits para cambiar neumáticos, a más de acertar también con el tipo de llanta adecuado para ese momento del Gran Premio, ya que en condiciones normales es impensable tener a un Toro Rosso o un Racing Point en el podio.