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Se inició el Campeonato Mundial de Fórmula 1 2019, como ya es tradicional, con el Gran Premio de Australia disputado en el circuito de Melbourne, y en donde, contra todos los pronósticos, luego de unos discretos ensayos de pretemporada, Mercedes sorprendió y se llevó la victoria con total autoridad haciendo el 1-2 pero, lo que sí resultó una sorpresa es que el ganador no fue el pentacampeón Lewis Hamilton sino su coequipero Valtteri Bottas, que además, ganó de punta a punta anulando a todos sus rivales, incluido al propio Hamilton.
Para esta temporada y con el fin de hacer menos complicados los adelantamientos, la Federación Internacional del Automóvil (FIA), introdujo una serie de modificaciones en el diseño aerodinámico de los F1 buscando que estos generen menos turbulencia, menos “aire sucio” para el auto que viene atrás, y tras las pruebas de pretemporada todo pareció indicar que Ferrari había interpretado de mejor manera esta nueva normativa, pues se mostraron como los más rápidos y consistentes. No obstante, a la hora de la verdad, al menos en esta primera carrera, los dos pilotos de Maranello estuvieron muy lejos de ser protagonistas, y su condición de favoritos, por lo pronto, se ha esfumado; incluso Max Verstappen con su Red Bull fue más rápido que los Ferrari.
Entonces, “una bofetada con guante blanco” la que dio Mercedes en Melbourne, con un Valtteri Bottas exultante que, de esta forma, obtuvo su cuarta victoria en F1, siendo que las primeras tres las obtuvo en el 2017 ya que, el año pasado Valtteri no pudo obtener ni una sola, no solo porque una victoria se le escapó en Azerbaiyán debido a un reventón de llanta a dos giros del final, y otra porque, en Rusia, el equipo le pidió dejar pasar a Hamilton, sino porque además Bottas no estuvo durante todo el año a la altura, ni para rivalizar con Hamilton y menos para enfrentar por el título a los dos Ferrari y los Red Bull ya que, terminó el campeonato en sexto lugar mientras que su compañero de banca, Hamilton, se hizo de su quinta corona mundial ganando 11 veces. Pero, esta vez, en Melbourne, ese mismo Lewis Hamilton no pudo hacer nada para seguir el ritmo implantado por Bottas que simple y llanamente se mostró intratable.
Muy afectado y golpeado sicológica y emocionalmente tras su decepcionante temporada 2018, Valtteri trabajó mucho durante la para invernal en su aspecto mental, de la mano de un sicólogo deportivo; trabajo que parece haber generado sus frutos ya que, es evidente que la actitud de Bottas ahora es otra. Si bien en Australia el finlandés perdió la Pole Position frente a Hamilton por 112 milésimas, tras la señal de partida tomó la punta y a partir de ahí todo fue un monólogo de Valtteri dejando atrás a todos sus rivales incluido a Hamilton que, por su parte, tuvo que trabajar duro para defenderse de los ataques del Red Bull de Max Verstappen, sobre todo en el tramo final de la carrera.
El Británico no pudo esconder, por un lado, su sorpresa de no poder rivalizar con Bottas, pero principalmente su preocupación ante el formidable rendimiento de su coequipero a quien dominó con facilidad desde que el finlandés llegó al equipo tras el retiro de Nico Rosberg a finales de 2016. Habrá que ver entonces si es que Valtteri logra mantener esa fuerza mental mostrada en este inicio de campeonato, y cómo reacciona ante ella Lewis Hamilton que, insisto, sin duda que se fue a dormir muy preocupado el domingo por la noche tras el dominio y superioridad que mostró su coeqipuipero, en la que evidentemente fue su mejor carrera desde que llegó a la F1; por fin, respondiendo a las expectativas que se tenían en torno a él cuando debutó en la máxima categoría, en 2013.
El tercer peldaño del podio le correspondió a Max Verstappen con su Red Bull, lo cual, en un principio, no es ninguna sorpresa. Primero porque ya conocemos de sobra el talento y habilidad del piloto holandés, por lo tanto de lo que es capaz, y segundo porque sabemos también que el chasis Red Bull, siempre concebido por Adrian Nenew, es uno, sino el mejor de la parrilla; y en un circuito no muy veloz como el de Melbourne este se pone en clara evidencia, pero lo que sí ha sido una grata y sorprendente revelación es el rendimiento del motor Honda que, finalmente, después de 5 años, empieza a mostrarse al nivel de sus oponentes, prácticamente al nivel del motor Renault y ya muy cerca del Ferrari y Mercedes en lo que a potencia se refiere, pero mejor aún en lo que a confiabilidad concierne. Realmente impresionante la evolución de los nipones, sobre todo en este último año.
Obtener caballos de fuerza siempre implica poner en riesgo la fiabilidad de los motores, y Honda ha conseguido avanzar por los dos frentes y de manera notable puesto que no tuvieron ni un solo problema en sus 4 motores (2 de Red Bull y 2 de Toro Rosso), a diferencia de Renault, por ejemplo, que ya tuvo uno roto en el Mclaren de Carlos Sainz. Así entonces, Red Bull y Verstappen le dieron a Honda su primer podio en 11 años (el último había sido en el GP de Gran Bretaña en 2008 con Rubens Barrichello).
Por su parte, Pierre Gasly tuvo un debut complicado con su nueva escudería, primero con una mala clasificación y luego terminando apenas décimo primero, es decir fuera de los puntos. Tendrá que reivindicarse el joven francés, campeón 2016 de la Fórmula 2.
Al respecto de Ferrari, efectivamente, la pregunta es: ¿qué pasó con ellos luego de que en los ensayos de pretemporada se habían mostrado como los mejores, rápidos y consistentes? Incluso se decía que eran alrededor de medio segundo más rápidos que los Mercedes, pero el hecho es que a la hora de la verdad no resultó así, al menos no en esta primera carrera. Seguramente el potencial está ahí pero habrá que encontrarlo de nuevo porque en Australia el nuevo SF-90 simplemente no fue lo suficientemente rápido, al punto que Sebastián Vettel fue cuarto luego de incluso verse superado relativamente fácil por Verstappen tras quedarse sin adherencia en sus neumáticos en las últimas 20 vueltas luego de una entrada tempranera a pits a cambiarlas, la misma que tuvo Hamilton con la diferencia de que en el Mercedes si aguantaron sin problema hasta la bandera a cuadros.
Por su parte, la gran revelación del año pasado, Charles Leclerc, fue quinto en su debut con la escudería italiana y obligado por la dirección del equipo a no atacar a Vettel y mantener posiciones con el fin de no entrar en luchas innecesarias entre ambos, además que está claro que ahora Vettel goza del estatus de piloto principal, al menos en este primer año de aprendizaje con Ferrari por parte de Leclerc. En fin, habrá que ver entonces si esta fue solo una falsa presentación de los de Maranello o si, definitivamente, están un paso atrás de los Mercedes.
Detrás de los 5 primeros y pertenecientes a las 3 escuderías punteras tuvimos 5 pilotos de 5 escuderías diferentes:
Sexto, Kevin Magnusen al mando de su Hass – Ferrari, aunque del equipo norteamericano no deja de ser patético: al igual que el año pasado en este mismo Gran Premio, una rueda mal ajustada tras el cambio de llantas dejó fuera de carrera otra vez a Romain Grosjean. Increíble.
Séptimo, Nico Hulkenberg con el Renault. En lo personal esperaba y espero mucho más de la escudería francesa en este año. Es un constructor con todos los recursos económicos disponibles al igual que Ferrari o Mercedes, por lo tanto, tiene que poder llegar a pelear adelante y pronto. Una lástima el incidente de la partida y luego abandono de Daniel Ricciardo que, para variar, tuvo un nuevo mal resultado corriendo a domicilio frente a su gente. La misma “maldición” que tanto persiguió a Rubens Barrichello en su Gran Premio de casa.
Octavo, Kimi Raikkonen logrando sus primeros puntos con Alfa Romeo que, podríamos decir, se ubicó en donde se lo esperaba, eso sí, con un rendimiento muy superior al de su joven coequipero, el italiano Antonio Giovinazzi que nos quedó debiendo.
Noveno, Lance Stroll en su debut con Racing Point (ex Forse India), demostrando el canadiense que tiene talento y que su puesto en la F1 lo merece por ello y no por el dinero de su padre ya que, superó claramente a su reputado coequipero, Sergio “Checo” Pérez, que apenas finalizó décimo tercero.
Y décimo, Danill Kviat, en su regreso a la F1 con Toro Rosso luego de haber sido tan maltratado por Helmut Marko, el principal de la estructura de las bebidas energizantes. De hecho, una gran actuación del ruso en su segunda oportunidad en F1, sobre todo, resistiendo a los ataques de Gasly en la parte final de la carrera.
Finalmente, lo más decepcionante de este inicio de campeonato, Mclaren y Williams, las segundas y terceras escuderías más ganadoras de la historia de la F1. Las únicas que no consiguieron puntos en Australia. Quién lo diría, la verdad.
De todos modos, en Mclaren se ve que hay algo de potencial, no todo el quisiéramos pero hay, y Lando Norris demostró que tiene pasta de campeón, pero lo de Williams sí es terriblemente doloroso, pues reina el caos a la interna del que fue uno de los equipos referentes en los 80´s, 90´s y principios de los años 2000. Llegaron a las pruebas de pretemporada con el FW42 aún sin terminar su construcción, y ahí están las consecuencias, tanto Robert Kubica como George Russell están a 3 segundos del primer auto que los antecede, ni hablar cuanto le conceden a los punteros.
Pady Lowe, quien fuera el ingeniero técnico responsable, teóricamente, de los 4 primeros títulos de Mercedes en esta era Turbo – Híbrida, ya se separó del equipo, un equipo cuya dirección parece definitivamente quedarle muy grande a Claire Williams, la hija del “viejo” Frank. Desde ya, entonces, Williams condenado nuevamente a ser, como en el 2018, el peor equipo del campeonato.
En todo caso insisto, esto recién empieza.