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A semana seguida se llevó a cabo la décima novena válida por el Campeonato Mundial de Fórmula 1, el Gran Premio de México, en el circuito “Hermanos Rodríguez” en honor a Pedro y Ricardo Rodríguez, grandes pilotos aztecas, ambos fallecidos en trágicos accidentes, y en donde, con finalizar en séptima posición Lewis Hamilton se consagraba como el campeón 2018, mientras que Sebastián Vettel necesitaba ganar impajaritablemente y que Hamilton no terminara mejor que octavo para así posponer la definición del título al Gran Premio de Brasil o, en su defecto, al de Abu-Dhabi; pero el piloto de Ferrari solo pudo ser segundo detrás de Max Verstappen, el vencedor, y Hamilton fue cuarto, con lo cual automáticamente el británico se coronó por quinta vez como Campeón del Mundo.
Contundente victoria, entonces, de un Max Verstappen que tras la sesión clasificatoria estaba muy molesto consigo mismo al haber sido superado por su coequipero Daniel Ricciardo quien le arrebató la Pole Position por escasas milésimas de segundo, pero más que eso, le arrebató la gran posibilidad de convertirse en el piloto más joven de la historia de la F1 en lograr dicha primera posición de salida, marca que la mantiene Sebastian Vettel desde el Gran Premio de Italia de 2008. No obstante, la carrera fue otra historia, con dominio de Max de principio a fin para obtener así su quinta victoria en F1, la segunda en este año, y la segunda consecutiva en México.
Pero, al igual que sucedió el año pasado en México, la gran actuación de Verstappen se vio opacada por la obtención de la quinta corona por parte de Hamilton, igualando así al gran piloto argentino de los años 50 y de todos los tiempos, Juan Manuel Fangio, ambos superados únicamente por Michael Schumacher y sus 7 campeonatos. El cuarto título en los últimos 5 años, más el primero que obtuvo en el 2008 con Mclaren hacen de Lewis Hamilton el mejor piloto de su generación, y seguramente que ya lo podemos ubicar entre los cinco mejores de la historia conjuntamente con M. Schumacher, el propio J.M. Fangio, A. Senna y A. Prost, tal como el propio Fernando Alonso ya lo colocó.
Adicionalmente, ninguno de sus cinco campeonatos le resultaron fáciles de obtener. El primero, luchando con el Ferrari de Felipe Massa en aquel final de infarto en Brasil, en que Lewis lo ganó en la última curva de la última vuelta del último Gran Premio de la temporada al pasar bajo la lluvia al Toyota de Timo Glock para así conseguir el último punto que necesitaba para su consagración.
Luego vinieron los títulos de 2014 y 2015 que los disputó palmo a palmo con su aguerrido coequipero Nico Rosberg, que además lo venció en el 2016, todo esto cuando Mercedes no tenía rivales; y los dos últimos en 2017 y 2018 cuando la competencia ya no vino de casa adentro sino de parte de Ferrari con Sebastian Vettel, el alemán, quizás, como su más importante rival en toda su trayectoria en Fórmula 1 que data desde el año 2007. Y estas dos últimas veces Lewis demostró ser el mejor, sobre todo en este 2018 en que el Ferrari de Vettel fue superior a su Mercedes en gran parte de la temporada.
Si bien en velocidad pura entre Hamilton y Vettel prácticamente no hay diferencia, en el aspecto mental y emocional es donde el piloto británico marca la diferencia. Mientras Vettel no se cansó de cometer errores, principalmente en la segunda parte del año luego de una primera en que parecía que Sebastián iba a darle finalmente a Ferrari el título que no consigne desde 2007 con Kimi Raikkonen, y que sería él el que se hiciera de la quinta corona mundial, Hamilton demostró una solidez y consistencia únicas, tanto en su conducción, anulando, por ejemplo, a su actual coequipero Valtteri Bottas, como en lo sicológico, siendo implacable e imperturbable en su manejo. He ahí la gran diferencia frente a Vettel que claudicó ante la presión que significa ser piloto Ferrari, escudería que, además, busca una nueva corona que le ha sido esquiva los últimos 11 años.
Y más mérito aún tuvo Hamilton esta temporada porque no siempre contó con el mejor auto. De hecho, durante la primera parte de la temporada y parte de la segunda, el Ferrari fue superior al Mercedes, y en algunas ocasiones hasta el Red Bull también lo fue, como ha sido el caso en México.
El mayor problema que han debido enfrentar los ingenieros de Mercedes en la mayoría de los circuitos este año ha sido el excesivo consumo de neumáticos del W-09, siendo el asfalto mexicano muy “cruel” con los Mercedes en este aspecto; como consecuencia, Lewis apenas puedo terminar cuarto y Bottas quinto, y ambos muy lejos de la punta. De hecho, fue sorprendente en los dos Mercedes, fuese cual fuese el compuesto de llanta utilizado, como los neumáticos simplemente se destrozaban. Esto, al contrario totalmente de los Ferrari y principalmente Red Bull que, una vez más, demostraron tener un gran chasis y que el principal problema que han debido enfrentar estos últimos cinco años de era turbo-híbrida ha sido la falta de potencia y fundamentalmente la falta de confiabilidad mecánica de sus motores ya que, en el caso de Ricciardo, el australiano debió abandonar por octava vez en esta temporada, siempre por fallas técnicas en su bólido, lo que le privó a Red Bull lo que bien pudo ser el 1-2 para ellos, el primero desde el Gran Premio de Malasia 2016.
Ante el lamentable abandono de Ricciardo y el bajo rendimiento de los mercedes, Ferrari completó el podio con sus dos pilotos, Vettel segundo y Raikkonen tercero con lo cual, si bien el campeonato a nivel de piloto ya está definido, a nivel de marcas, Mercedes y Ferrari todavía pugnan por el título pero, más allá de aquello, para el 2019, Ferrari y sobre todo Sebastian Vettel, deberán replantearse muchas cosas para minimizar al máximo la posibilidad de tanto error cometido este año ya que, esa será la única manera de poder superar y vencer a un tándem tan sólido y consolidado como lo es Mercedes con Lewis Hamilton. Este año Ferrari ya tuvo el mejor auto, pero quedó claro que no es suficiente, hay que tener el mejor piloto también, en su máximo nivel de conducción y mental; así como a los mejores estrategas a la hora de planificar cada una de las carreras, y eso aún falta en la mítica escudería italiana.
Finalmente, una verdadera lástima el abandono de “Checo” Pérez en su carrera de casa, en la que parecía iba a obtener un excelente séptimo u octavo puesto final para él. Desafortunadamente “Checo” se quedó sin frenos en su Force India para decepción de los miles de aficionados mexicanos que con su característico gran entusiasmo coparon las tribunas del “Hermanos Rodríguez” para apoyarlo. En fin, será para la próxima.