Toyota gana nuevamente las 24 horas de Le Mans tras un dramático final
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La denominada “Súper temporada 2018- 2019” del Campeonato Mundial de Autos de Resistencia (WEC), llegó a su final días atrás con la disputa de las 24 Horas de Le Mans, que por primera vez formó parte dos veces de un mismo campeonato, para dar paso a un nuevo campeonato con una nueva reglamentación técnica a partir de 2020; y una vez más la edición 2019 de la mítica competencia francesa no estuvo exenta de drama en el tramo final de la misma en que, a su vez, el equipo Toyota nuevamente estuvo involucrado pese a que, en los papeles, no tenían rivales sino ellos contra sí mismos debido a la ausencia de otros equipos de su nivel en la categoría LMP1, sobre todo, desde el retiro de Porsche y Audi hace dos años atrás.
De hecho, en una carrera de 24 horas, y en Le Mans en particular, muy rara vez las cosas salen como planificadas así los rivales no estén teóricamente a la altura de uno. Para este año Toyota presentó dos autos con exactamente las mismas tripulaciones del año anterior, con José María López, Kamui Kobayashi y Mike Conway en el auto # 7, y Fernando Alonso, Sebastián Buemi y Kazuki Nakajima en el Toyota # 8.
Todo parecía estar destinado a un final feliz para el fabricante japonés. El # 8 había ganado Le Mans el año anterior, y ahora el turno sería para el # 7, puesto que desde que arrancó la carrera siempre fue más rápido que el #8, que terminando en segundo puesto estas 24 Horas igual le daba el título mundial al trío Alonso – Buemi – Nakajima, por lo tanto, todo parecía estar saliendo a pedir de boca para los intereses de Toyota, intereses tanto comerciales como a la interna del equipo en que todos, sobre todo los pilotos, se sentirían conformes.
Pero, entrando a la hora final de carrera, el argentino “Pechito” López, que lideraba el pelotón con algo más de dos minutos de ventaja sobre el Toyota gemelo conducido por Nakajima, alcanzó a un par de autos rezagados en disputa entre ellos. Para superarlos, “Pechito” tuvo que salir y rodar por una zona excesivamente “sucia” debido a tantas horas de carrera, y acabó pinchando uno de los neumáticos de su Toyota TS0510 Hybrid. Un pinchazo lento que pronto el piloto confirmó a través de los distintos sensores de los que dispone el auto. El argentino bajó la velocidad para no arriesgar, pues no había motivos para ello ya que, el margen con sus inmediatos perseguidores, el # 8 incluido, era suficiente para llegar a pit, cambiar la llanta afectada y regresar a la pista sin perder el liderato. Sin embargo, al reincorporarse a la carrera “Pechito” no tardó en percibir que algo seguía sin funcionar bien. El equipo le había cambiado el neumático que creían pinchado y no realmente el que debían cambiar, ¡increíble!, los sensores arrojaron datos erróneos, y ni el piloto ni los técnicos en pits pudieron identificar la falla a tiempo, seguramente debido a que se trataba de un pinchazo lento, es decir que el neumático no estaba del todo desinflado cuando el #7 llegó a pits.
Así entonces, al desesperado piloto argentino le tocó darse otra vuelta completa a baja velocidad al trazado de 13 kilómetros para hacer una nueva parada en boxes y cambiar la llanta correcta. Con esto, no solo que perdieron la punta de la carrera, sino que el # 8 sacó una considerable ventaja que en algo menos de 50 minutos que faltaban para que cayera la bandera a cuadros era imposible poder descontar.
Ahora bien, ¿por qué Toyota no se aseguró y cambió los cuatro neumáticos durante la parada como normalmente se hace? Pascal Vasselon, el director deportivo de la escudería japonesa, justificó la decisión argumentando que habían utilizado todos los juegos de neumáticos disponibles, y que los que podían montar acumulaban ya cuatro relevos, lo que en teoría es su vida útil. En otras palabras, no quisieron arriesgar con llantas al límite de uso pero se equivocaron nefastamente cambiando el neumático que no era, arruinándole la carrera al # 7 puesto que, para colmo de males, el pinchazo llegó en un momento determinante, ya que ambos Toyota tenían que realizar un último tanqueo de combustible para llegar hasta el final, y si el pinchazo hubiese llegado unos minutos más tarde, podrían haber cambiado la llanta y aprovechar para llenarle el tanque también y así no tener que regresar a pit; pero no, sucedió un poco antes, lo cual le obligó, de todos modos, al # 7 tener que pasar nuevamente por boxes para cargar gasolina. Definitivamente no era el día para López, Conway, y Kobayashi, y es que como bien se dice: Uno no escoge ganar Le Mans sino que Le Mans es quien escoge al auto ganador.
De esta forma, Fernando Alonso, Sebastián Buemi y Kazuki Nakajima se llevaron la victoria, su segunda consecutiva en las famosas 24 Horas de Le Mans a más del título de la disciplina, con lo cual Alonso se ha convertido en el único piloto hasta el día de hoy en ser Campeón Mundial de Fórmula 1 y también Campeón Mundial de Autos de Resistencia, con dos victorias en Le Mans, en dos participaciones; nada mal la verdad sea dicha.
No obstante, aunque el triunfo para Toyota fue redondo al obtener el doblete, el podio no fue de los más alegres que se hayan visto, con López, Conway y Kobayashi en lágrimas, todavía sin entender lo que había sucedido, y sobre el peldaño más alto Alonso, Buemi y Nakajima discretamente felices, pues sabían que los ganadores morales eran sus compañeros del Toyota # 7.
En lo personal, puedo entender perfectamente lo que sentían el argentino, el británico y el japonés ya que, junto a Henry Taleb y el neozelandés Rob Wilson vivimos una situación muy similar en las 12 Horas de Sebring de 1996. Estábamos ganando cómodamente nuestra categoría (GTS-2), cuando, justamente, a solo 50 minutos del final, un Porsche 911 RSR perdió el control delante de Rob impactando nuestro Nissan 240 SX, dañando gran parte del frontal del auto. El tiempo que tomó la reparación nos hizo caer al segundo puesto, una segunda posición que luego de haber estado punteando la carrera y enrumbados hacia la victoria en tan mítica competencia, no sabe a nada. Aunque suene algo mezquino, esa es la verdad por más 12 Horas de Sebring o 24 Horas de Le Mans que sean. Al igual que los pilotos del Toyota # 7, nosotros tampoco pudimos contener las lágrimas de decepción, impotencia y tristeza sobre el podio pese a ser segundos en una de las tres competencias de larga duración más importantes del mundo, y en donde ya habíamos sido de igual forma segundos, el año anterior; así como también en las 24 Horas de Daytona de ese mismo año de 1995.