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Tras demostrar el poderío de sus motores gracias a los cuales, como se esperaba, Ferrari dominó a sus rivales con dos sendas victorias de Charles Leclerc en dos de los circuitos más veloces de la temporada, Spa- Francorchamps en Bélgica y Monza en Italia, en donde los caballos de fuerza mandan en las largas rectas de ambos trazados; para los dos siguientes Gran Premios, Singapur y Rusia, que, al contrario, son trazados citadinos de baja velocidad comparados a los dos anteriores, Sebastián Vettel y Charles Leclerc no llegaron como los favoritos, y más bien eran los Mercedes y sobre todo los Red Bull los que, en teoría, debían mandar en estos Grandes Premios, sobre todo en el de Singapur ya que, en los papeles el SF-90 no era tan eficaz en las curvas de baja y media velocidad debido a su falta de eficiencia aerodinámica y mecánica de la suspensión, que efectivamente habían mostrado en circuitos similares como el de Mónaco o Albert Park en Australia, por ejemplo.
No obstante, los de Maranello sorprendieron a propios y extraños al mantenerse igual de rápidos en los dos trazados asiáticos, demostrando que el desarrollo de sus bólidos ha sido de las mejores evoluciones que le hemos visto a Ferrari en los últimos años, con lo cual ha quedado claro que, actualmente Vettel y Leclerc tienen entre manos un auto que les permite ganar en cualquier tipo de circuito. Lástima que la reacción llegó un poco tarde puesto que, los campeonatos de pilotos y constructores ya están prácticamente definidos en favor de Lewis Hamilton y Mercedes, respectivamente.
Sin embargo, en Singapur, Ferrari consiguió su primer 1-2 en algo más de dos años, y esta vez con Sebastián Vettel como triunfador por delante de su impresionante coequipero Charles Leclerc, que esta vez le tocó devolverle el estrellato a Sebastián, que, por su parte, el hecho de reencontrarse con la victoria le permitió sacarse un peso de encima y recuperar la confianza luego de todos los errores cometidos en el último año. Max Verstappen fue tercero con su Red Bull aunque lejos de poder rivalizar con los Ferrari, y ni hablar de Mercedes que por segunda vez en el año no tuvieron un representante en el podio.
A semana seguida, vino el Gran Premio ruso, y nuevamente los autos italianos marcaron territorio como los más veloces desde las primeras prácticas libres, y todo parecía indicar que estaban para un nuevo doblete ya que, Vettel y Leclerc se volvieron a mostrar intratables también en carrera. No obstante, la fortuna les volvió a jugar una mala pasada: Viéndose inferiores, los estrategas de Mercedes intentaron algo diferente en la estrategia de neumáticos, y sus dos pilotos Hamilton y Bottas iniciaron la carrera con el compuesto de neumático medio mientras que los de Ferrari lo hicieron con el suave. Con ello, Mercedes intentaría atacar a los autos rojos en la parte final del Gran Premio cuando a ellos les tocara utilizar el blando, pero eso no era ninguna garantía vista la superioridad de los italianos que, por su parte, entrarían antes a pits para su respectivo cambio de llantas. Y así fue, justo cuando los Mercedes estaban a punto de realizar su respectivo abastecimiento, Vettel sufrió un daño mecánico en su planta motriz que le obligó a estacionarse a su costado de la pista.
Para remover su bólido herido, la dirección de la prueba desplegó el Safety Car Virtual en que los pilotos deben reducir la velocidad en un 40%, momento que fue aprovechado tanto por Hamilton como por Bottas para entrar, cambiar de llantas, y regresar a la pista por delante de Leclerc que, en condiciones normales de carrera, jamás hubiera perdido el liderato de la competencia. En otras palabras, involuntariamente Ferrari se hizo “haraquiri” puesto que, no solo que uno de sus pilotos debió abandonar por una inusual falla mecánica sino que además esta falla permitió a los Mercedes heredar la punta sin que Leclerc pudiera volverles a pasar. Es decir, que lo que parecía sería un nuevo doblete para Ferrari, terminó siendo doblete para Mercedes, Hamilton por delante de Bottas, y Leclerc debiendo contentarse con el tercer puesto. Ironías de la vida, ironías del deporte.
Con esto, Lewis Hamilton sumó su victoria 82 en Fórmula 1 y la octava este año de 16 posibles, es decir 50% de efectividad, y aunque los de Ferrari son ahora los pilotos a vencer en pista, todo parece indicar que Lewis podrá saborear su sexta corona mundial tres fechas antes del final de la temporada, es decir, en el próximo Gran Premio de México o, a más tardar, en el de Estados Unidos.