Recibir la noticia del fallecimiento de Niki Lauda el pasado 20 de mayo ha generado una tristeza muy grande en el mundo del automovilismo mundial, principalmente en el de la Fórmula 1 ya que, estamos hablando de una de las leyendas de las carreras de autos, no solo por los logros y títulos conseguidos sino también por ser un ejemplo de tenacidad, determinación y fortaleza mental para sobreponerse a la adversidad, tanto en el ámbito deportivo como en el empresarial. Personalmente, crecí viendo los triunfos y logros de Lauda, convirtiéndose así en uno de los pilotos que más he admirado, por lo que su “prematura” partida, y digo “prematura” porque solo tenía 70 años recién cumplidos, me ha
generado mucha tristeza.
Nacido en el seno de una familia adinerada el 22 de febrero de 1949 en la ciudad de Viena-Austria, Lauda nunca tuvo el apoyo de su familia para competir en carreras de autos puesto que, su padre deseaba que el joven Niki tomara su relevo en la gran empresa de elaboración de papel que tenían. No obstante, ese no fue un impedimento para que Niki cumpliera su sueño de correr en autos y, aunque no pasó por el Karting, valiéndose de pequeños auspicios logró acceder a Fórmulas menores, es decir a categorías de promoción, en donde mostró su gran talento, lo cual le valió su llegada a la Fórmula 1 en 1971 con la escudería March. En 1973 pasó a BRM en donde demostró que para ganar carreras no solo se necesitaba ser rápido sino que además era igual de importante saber
sentir el auto, entender su comportamiento, y ponerlo a punto de acuerdo a su estilo de conducción. Además, Niki fue el pionero en darle mucha importancia a la alimentación y preparación física para ser un piloto ganador, algo que en aquellos tiempos no era considerado seriamente por sus rivales.
Esta capacidad extra de trabajar arduamente en la puesta a punto de su montura despertó el interés de Enzo Ferrari quien no dudó en contratar a Niki para la temporada de 1974, A pesar de que, para ese entonces, era un completo desconocido, el austriaco confirmó sus dotes despachándose con un segundo puesto en su primera carrera con la mítica escudería italiana; y su primera victoria no tardó en llegar tres Grandes Premios después en España; pero una serie de errores derivados de su poca experiencia y problemas mecánicos que lo traicionaron, solo le permitieron obtener una victoria más ese año mientras que su coequipero, Clay Regazzoni, se disputaba el título con el Mclaren de Emerson Fittipaldi.
En 1975 Lauda no tuvo un buen inicio de temporada, pero remontó la pendiente ganando cinco carreras consecutivas que fueron claves para asegurarse su primer campeonato mundial al derrotar claramente al propio Fittipaldi. En 1976 tuvo un inicio totalmente opuesto al del año anterior, ganando cuatro de las seis primeras carreras y finalizando segundo en las otras dos, con lo cual estaba dominando clara y contundentemente el campeonato cuando llegó el Gran Premio de Alemania en el legendario circuito de Nurburgring: Durante la segunda vuelta de la carrera y aparentemente debido a una rotura mecánica en la suspensión de su Ferrari, Niki sufrió un espeluznante y dramático accidente tras cuyo impacto, de manera insólita perdió su casco protector y quedó inconsciente dentro de la cabina de su bólido envuelto en llamas. Una vez evacuado del auto en que el italiano Arturo Merzario, ex piloto Ferrari, jugó un papel importantísimo para lograr extraerlo, el gran piloto austríaco había sufrido graves quemaduras en la cabeza, pero sobre todo, había inhalado gases tóxicos producto del fuego, que dañaron gravemente sus pulmones, tanto así que parecía que Lauda no iba a sobrevivir. De hecho, le fueron dado los santos olios. Sin embargo y tras una milagrosa recuperación gracias, en gran medida, a su extraordinaria determinación, Niki estuvo de vuelta en la pista seis semanas después para el Gran Premio de Italia habiéndose perdido solo dos carreras, y en donde increíblemente terminó cuarto.
Para la última carrera de la temporada en Japón, James Hunt y su Mclaren había recortado fuertemente la diferencia en los puntos frente a Lauda, que llegó a esta última cita del año con solo tres unidades de ventaja. No obstante, la carrera se largó bajo un torrencial aguacero y en la segunda vuelta, luego de haberse visto cara a cara con la muerte semanas atrás, Niki decidió retirarse voluntariamente de la carrera aduciendo que bajo esas condiciones era muy peligroso correr. Hunt finalizó en cuarto puesto lo cual le bastó para coronarse campeón por apenas un punto sobre Lauda. Esta decisión de retirarse molestó mucho a Enzo Ferrari por lo que la relación empezó a deteriorarse entre ambos. Pese a ello y contra de todos los pronósticos pues muchos pensaban que Lauda estaba mentalmente acabado luego de su casi fatal accidente, el austríaco se llevó el título al año siguiente, mostrando así una fortaleza mental y emocional nunca antes vistas en un piloto de Fórmula 1. Sin embargo, al final de esa temporada de 1977, Niki decidió dejar Ferrari y partió hacia Brabham en donde lamentablemente nunca tuvo un auto ganador entre manos. Esto lo desmotivó tremendamente por lo que, a mediados de la temporada de 1979, Lauda decidió retirase de la competición y dedicarse ahora al desarrollo de su aerolinea, Lauda Air, recién fundada, y en la cual Niki incluso llegó pilotear sus aviones de pasajeros con cierta frecuencia.
Dedicado de lleno a su segunda pasión, la aviación, parecía que Lauda nunca más regresaría a subirse en un auto de carreras, y menos aún en un Fórmula 1. No obstante, Ron Denis logró persuadirlo y convencerlo para que regresara. Así entonces, en 1982, el gran Niki Lauda estaba de vuelta al mando de un Mclaren, y en su tercer Gran Premio ya ganó la carrera. Dos años después, en 1984, el austríaco se llevó su tercera corona mundial luego de un espectacular duelo con su joven compañero de equipo, Alain Prost, a quien Niki logró derrotar por apenas medio punto en el final de campeonato más cerrado de la historia de la Fórmula 1. Al año siguiente, Lauda ya no pudo con la velocidad de su novel coequipero quien lo consideraba su maestro y que esta vez lo derrotó fácilmente, por lo que decidió retirarse de las pistas, ahora sí, definitivamente y para siempre, con 3 títulos mundiales, 25 victorias, 24 Pole Positions, 25 récords de pista, y 54 podios. Casualmente, solo Lauda y Prost son los dos únicos pilotos que han logrado regresar de años sabáticos para conseguir un nuevo campeonato del mundo, y solo Niki el único en lograrlo tanto con Ferrari como con Mclaren, las dos escuderías más laureadas de la F1 hasta el día de hoy.
Luego de varios años alejado del paddock de la Fórmula 1, en 1993 Lauda fue contratado por Ferrari como asesor deportivo. Luego pasó a ser director del equipo Jaguar, entre 2001 y 2002, cuando el constructor británico decidió probar suerte en la F1; desafortunadamente sin mucho éxito. Y finalmente, llegó a Mercedes, también como asesor técnico pero además como accionista con el 10% de participación cuando la marca alemana decidió regresar a la F1 con su propio equipo a partir de 2010. A él se le atribuye el haber convencido a Michael Schumacher de regresar de su retiro de tres año luego de sus 5 títulos con Ferrari, y luego el reemplazo del gran campeón alemán por Lewis Hamilton cuando Schumacher decidió retirarse definitivamente.
Detrás de todo el éxito alcanzado, tanto dentro como fuera de las pistas, Niki no siempre la tuvo fácil. Aparte de su casi fatal accidente que le dejó tantas secuelas físicas, Lauda debió enfrentar la caída de uno de sus aviones, un Boeing 767 con 223 pasajeros que fallecieron en su totalidad, y que a decir de él, fue el golpe más duro que debió enfrentar en su vida, incluso más duro que su propio accidente en Alemania. En la salud, ya en 1997 tuvo su primer trasplante de riñón el cual resultó todo un éxito, y en agosto de 2018 debió volver al quirófano para otra delicada operación: un segundo trasplante, esta vez de ambos pulmones. La operación fue aparentemente exitosa y su recuperación, luego de dos meses internado en el hospital, era satisfactoria hasta que en el pasado mes de enero, una fuerte gripe comenzó a complicar el estado de sus “nuevos” pulmones, los cuales finalmente colapsaron el pasado 20 de mayo.
Consecuentemente, Niki Lauda nos dejó. Se nos fue una verdadera leyenda del automovilismo mundial que nos deja un legado impresionante, en el que yo, particularmente, más destaco su determinación para luchar y enfrentar a la adversidad ya que, solo un tipo como él pudo caer, levantarse y volver a triunfar cuando todo parecía indicar que estaba acabado; por ello Niki recibió el sobrenombre de “El Fénix”, aquella ave de la mitología griega que de entre sus propias cenizas resusitaba para volar más alto que antes. Sin duda, ese era Niki Lauda, un piloto extraordianario, pero, sobre todo, un ser humano impresionante que nunca olvidaremos. Descansa en paz, Niki…