Elegir un nombre siempre es una tarea peliaguda ya que, en el caso de un producto de casi cualquier tipo, provoca impacto comercial y hay que elegirlo con cuidado. Sin embargo, en lo que se refiere a autos, si dejamos de lado nombres referenciales a la mitología o a lugares reales, en muchas ocasiones estos tienen poco sentido de cara a los consumidores.
Uno de los ejemplos más clásicos es el de un auto igualmente clásico: el deportivo alemán Porsche 911. La pregunta acerca de la procedencia de este número es una de las que más se suelen formular dentro de este mundillo y la respuesta la han contado desde la propia compañía en un vídeo que colgaron en YouTube. Y aunque no es algo no se supiese, lo cierto es que es de agradecer que desde la empresa se hayan dado la molestia de explicarlo de manera oficial a sus seguidores.
El Porsche 911 actual es, a nivel de diseño exterior, una evolución del modelo original cuya primera aparición data de 1963, el cual a su vez poseía reminiscencias de los 365. Pero cuando estaba a punto de ser lanzado, el auto no tenía el nombre del número de emergencias, sino que en realidad era el 901.
Esta nomenclatura provenía de la designación interna del fabricante y debieron elegirla por su sonoridad, porque un número alto asociado a una máquina (en especial a mediados del siglo XX) producía una sensación de progreso y modernidad, o simplemente porque les pareció adecuado de alguna otra manera. Sin embargo, se las prometían muy felices en la fábrica cuando de pronto llegó una carta que les aguó la fiesta.
La carta provenía de otro fabricante, Peugeot, y en ella se les informaba amistosamente de que no podían usar el número que tenían planeado porque era propiedad de la marca francesa, que había registrado todos los números de tres dígitos con un cero en el centro. Así que no podían usar el 901, pero tampoco el 902 y variaciones similares.
En teoría, la solución era sencilla: buscar otro nombre. Excepto por una cosa: antes de saber que no podían utilizar la nomenclatura original, se habían emocionado y habían decidido añadir unos distintivos con el 901 en los salpicaderos y en las puertas traseras de los vehículos. Bueno, no fue solo que decidieran añadirlos, sino que ya tenían impresos los distintivos «9», «0» y «1».
Así que, estando así las cosas, en Porsche se decantaron por la opción más práctica: se deshicieron del 0 y duplicaron el 1. De esta forma, no desperdiciaron todos los distintivos, pudieron aprovechar gran parte de los que ya tenían impresos sin incurrir en un gasto mayor y, de paso, crearon uno de los nombres más emblemáticos y reconocibles de la historia del automovilismo.
Fuente: Carscoops