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Es una pregunta que siempre nos hacemos y que pocas veces tiene una respuesta concreta: ¿Qué se puede hacer con neumáticos usados?
Una parte de ellas, sin duda que se va a los a los circuitos de carreras para, a su vez, ser parte de los grandes y resistentes muros de neumáticos que se construyen con el fin de amortiguar el golpe de un auto en caso de despiste o accidente, es decir que son un importante elemento de seguridad; pero tendríamos que tener miles de autódromos alrededor del planeta para dar cabida a tantos neumáticos que todos los años se desechan.
Según el Consejo Empresarial para el desarrollo sostenible (WBCSD), son algo más de 1.000 millones de llantas desechadas en todo el mundo por año, y se calcula que hay aproximadamente 4.000 millones de depósitos en donde son almacenados estos viejos neumáticos.
Esto supone un riesgo dado que los polímeros reticulados químicamente, naturales o sintéticos, que están en los neumáticos, al final de su vida útil no se degradan naturalmente en el medio ambiente, sino que lo hacen después de un período muy largo. Además, otras sustancias químicas peligrosas en el entorno son capaces de matar a muchos microorganismos beneficiosos. A esto se añade el riesgo de incendio que conlleva y que puede contaminar el aire con humo muy tóxico.
Con estos antecedentes, en algunos países desarrollados (Europa y EE.UU principalmente), se realizan importantes procesos de reciclaje y tratamiento de los neumáticos usados, aprovechando al máximo todos sus componentes (caucho, metal, tejidos, etc.), en diversas aplicaciones de nuestra vida diaria. Por ejemplo, la llamada tecnología “De Link” de Green Rubber, convierte los compuestos vulcanizados de las llantas en desuso en un compuesto reciclado, dándole una nueva vida útil para producir una gran variedad de productos de goma como son las suelas de zapatos; sea reemplazado el caucho o la goma total, o bien mezclándola con caucho virgen.
Reconocidas marcas de zapatos “de trabajo” cuentan con suelas compuestas hasta en un 45% de caucho reciclado proveniente de neumáticos fuera de uso. De hecho, los componentes de caucho desvulcanizado de una llanta usada permite fabricar aproximadamente 30 pares de suelas. Adicionalmente, se calcula que utilizando 4.5 kilos de caucho reciclado en lugar de caucho virgen se evita lanzar a la atmósfera aproximadamente 38 litros de CO2, además que el consumo de combustible utilizado en la fabricación de caucho sintético disminuye también considerablemente.
Otro de los usos alternativos de neumáticos fuera de uso es el recubrimiento de caucho reciclado aplicado sobre la superficie del suelo, el cual representa una solución eficaz para jardinería frente a otras opciones, ya que evita el crecimiento de la “mala hierba” y permite la permeabilidad ante el agua de riego sin encharcarse. Es igualmente ideal para áreas residenciales así como comerciales, y es una solución impermeable tanto para zonas de alto tránsito de personas como de animales domésticos.
Por otra parte, hay nuevas empresas especializadas en nanotecnología creadas para procesar neumáticos usados y convertidos en un revolucionario producto que reemplaza a la madera, completamente renovable, conseguido con cero residuos y cero emisiones en todo su proceso.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar el conocido “reencauchado”, un proceso a través del cual se le vuelve a dar vida a una llanta usada, volviéndole a colocar una nueva banda de rodamiento en base a un sofisticado proceso de reencauche, precisamente. Claro está que para ello el neumático reciclado tiene que estar en relativo buen estado, es decir, sin golpes, cortaduras, o cualquier otro daño estructural que no garantice éxito en “su nueva vida”.