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Según estadísticas de las comercializadoras de neumáticos en el Ecuador, 5 de cada 10 vehículos circulan por nuestras calles y carreteras sin realizar una comprobación adecuada del estado de los neumáticos de sus vehículos, lo que supone un serio problema de seguridad vial a más de afectar la economía del dueño del automotor por un eventual incorrecto desgaste de sus respectivas llantas.
De hecho, debemos asumir la real importancia de darles el correcto mantenimiento a los neumáticos, y sustituirlos, sin excusa, antes de llevarlos al límite, es decir, por debajo de los 3 milímetros que es el tope mínimo que se considera debe tener la profundidad del labrado de cada llanta. Para ello, de manera rutinaria se recomienda vigilar la presión de aire y la alineación de las ruedas, factores que determinan de manera directa el desgaste de los neumáticos, y por lo tanto, la capacidad de disponer de un vehículo seguro y que, a su vez, nos permita desplegar una buena conducción.
Así entonces, el desgaste de un neumático no solo tiene que ver con el tiempo de uso; depende también de nuestra manera de conducir ya que, un manejo más veloz y agresivo siempre traerá como consecuencia un consumo más acelerado. Un mal funcionamiento de la suspensión del auto también reduce la vida útil de las llantas que, a más de generar más riesgo de accidente, afecta directamente al mal desgaste de la banda de rodamiento, del labrado en sí, el cual, cuando está en óptimo estado nos da una garantía de buen agarre, buena frenada y eficiencia energética que normalmente se refleja en el consumo de combustible del motor.
Por otra parte, cuanto mejor es el estado del labrado de nuestros neumáticos, mejor será su respectiva capacidad para evacuar el agua en momentos de lluvia, evitando así el famoso “aquaplaning”, es decir, cuando el neumático no alcanza a deshacerse de toda el agua y se forma una especie de colchón del líquido vital entre la llanta y el asfalto, lo cual, puede generar, a su vez, un repentino descontrol del auto para el conductor. De igual manera, un labrado insuficiente impide la correcta capacidad del neumático para deshacerse de tierra, arenilla o piedritas.
La presión de aire debe comprobarse regularmente ya que, si es excesiva causa un desgaste mayor y muy pronunciado en el centro de la banda de rodamiento, y si, al contrario, es demasiado baja perjudica a los extremos de la banda de rodamiento, los cuales se desgastan más rápidamente que en el centro. Ambos daños se producen también cuando la llanta es demasiado estrecha o demasiado ancha, a más de que reducen el óptimo nivel de adherencia de la misma.
Ahora bien, si el excesivo desgaste se localiza únicamente en uno de los extremos del neumático, es decir, de la banda de rodamiento, el problema suele estar en la alineación y paralelismo de las ruedas. Según los expertos, si no se realiza correctamente el control de la presión de aire y la alineación de los ejes, se reduce en un 20% la vida útil de las llantas, a más de que el consumo de combustible de nuestro vehículo puede aumentar hasta en un 16% por el excesivo arrastre que sufre el neumático que, a su vez, genera resistencia al avance.
De igual manera, el desgaste irregular del labrado puede deberse a un conjunto de factores en el que intervienen daños en la suspensión, que pueden ser bujes estropeados, amortiguadores en mal estado, mesas de suspensión desplazadas, etc., así como también frenos remordidos que, en definitiva, también dan lugar a una pisada incorrecta del neumático. Asimismo, una caída en un bache o hueco generalmente se traduce en un desalineamiento de los ejes. Por tal razón, tras una eventualidad de estas es recomendable pasar por nuestra alineadora de confianza.
Otro de los problemas comunes es no adaptar la presión de aire a la carga del vehículo, algo que, por ejemplo, debe tomarse muy en cuenta en viajes largos, con el maletero cargado y la cabina con su máxima capacidad de pasajeros, es decir, cuando el auto va a llevar mucha más carga de lo habitual. En esos casos es recomendable elevar la presión de las llantas al máximo recomendable, incluso un poco por encima, y una vez descargado, reajustar a los valores originales. Todo esto con el fin de minimizar el incorrecto desgaste de los neumáticos.
En conclusión, la vida útil de las llantas de nuestro vehículo estará siempre dado en estricta función del correcto uso, mantenimiento, y control que nosotros les demos.