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El domingo pasado, la temporada 2018 del Campeonato Mundial de Rally llegó a su final tras 13 competencias y, a diferencia de otras disciplinas importantes del automovilismo y motociclismo mundial, como la Fórmula 1, el Rallycross o el MotoGP, que ya arrojaron campeón dos o tres fechas antes de que finalizara la temporada, el Rally mundial tuvo una definición de campeonato como pocas veces se ha visto en el pasado, al punto que recién en el tercer día de carrera del último Rally, disputado en Australia, se pudo dilucidar quién se quedaba con el título en este 2018, y contra todos los pronósticos, el “nuevo” campeón fue nuevamente y por sexto año consecutivo, el francés Sebastien Ogier.
Y, ¿por qué contra todo pronóstico? Porque pese a ser seguramente el mejor piloto de Rally de la actualidad, en esta temporada Ogier no tuvo entre manos el mejor auto, siendo que su Ford Fiesta es el único que pertenece a una estructura semi oficial, es decir que se trata de un equipo privado (M-Sport perteneciente a Malcon Wilson, ex piloto de Rally), que recibe solamente apoyo económico por parte de Ford; esto a diferencia de Hyundai, Toyota y Citroen que si son equipos oficiales ciento por ciento de fábrica, y eso sin duda que hace diferencia al momento de desarrollar el auto durante la temporada.
Este ha sido el segundo año de Ogier con M-Sport, y su segundo título con ellos luego de los cuatro primeros obtenidos entre 2013 y 2016 con Volkswagen y el Polo-R, el cual fue el mejor auto durante esos cuatro años, por lo que Sebastien fue simplemente imbatible gracias a su extraordinario talento. Pero, estos dos últimos campeonatos han sido mucho más difíciles de obtener, en particular este último debido, precisamente, a que su montura inglesa no era la mejor del paquete frente a los Hyundai I20 y Toyota Yaris en particular, cada vez más competitivos y confiables. Por ello es que la corona 2018 tiene aún más valor que las anteriores en que únicamente sus grandes condiciones y extrema regularidad para prácticamente no cometer errores y recibir siempre bandera a cuadros en todos y cada uno de los Rallies, es lo que marcó la diferencia en favor del gran piloto francés.
De hecho, en este 2018, Ogier apenas ganó 4 de las 13 carreras y nunca fue líder del campeonato hasta faltando un solo Rally por disputarse. La iniciativa la tuvo siempre el belga Thierry Neuville con su Hyundai desde el arranque del campeonato, y a tres competencias del final Neuville le llevaba 23 puntos de ventaja a Ogier por lo que parecía casi imposible que el título se le escapara al belga. No obstante, apenas un quinto puesto en la antepenúltima fecha y un cuarto en la penúltima del piloto Hyundai versus una victoria y un segundo lugar del piloto Ford, cambió totalmente el rumbo de la definición del campeonato puesto que, los dos pilotos llegaron al último Rally del año separados por apenas tres puntos pero ahora el francés por delante del belga, es decir, psicológicamente mucho más asentado Ogier, mientras que para Neuville la presión sobre sus hombros se volvió extremadamente pesada.
Y es precisamente esa presión la que jugó en contra de Neuville en la fecha final en suelo australiano, a más de un poco de mala fortuna, hay que decirlo, puesto que un pinchazo en la primera etapa, de entrada, condicionó el accionar de Thierry, y se vio obligado a ir “al todo o nada” en el resto del Rally para tratar de terminar por delante de Ogier, lo cual se tradujo en un golpe contra la peña que arrancó la suspensión trasera izquierda de su I20, y con eso se esfumaron sus ilusiones de ser campeón mundial de la disciplina por primera vez luego de liderar el campeonato durante todo el año, pero, claro, lo que cuenta siempre es liderar tras la última carrera, y eso es lo que sí supo hacer Ogier ya que, si bien terminó cuarto, con su rival fuera de contienda, automáticamente el título se volvió a quedar en sus manos, al tiempo que Toyota se hizo con el de marcas en su segundo año de vuelta en el Rally luego de muchos años de ausencia, tras la victoria de Jari Matti Latvala en esta fecha final en Australia.
Para el próximo año, Ogier regresa a Citroen, la escudería que lo vio debutar oficialmente en el Rally en 2010, y con la que Sebastien, sin duda, intentará alcanzar y superar los 9 títulos del otro Sebastien y también francés, Sebastien Loeb, siendo que entre ambos suman ya 15 coronas consecutivas, siendo ahora, los pilotos franceses, los máximos exponentes del Rally mundial, desplazando así a los pilotos escandinavos, por excelencia los mejores hasta que, insisto, aparecieron Loeb y Ogier en la escena.