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La décimo segunda fecha válida por el campeonato mundial de Fórmula 1, el Gran Premio de Hungría, tuvo nuevamente al tema estratégico como el gran protagonista de la victoria de Lewis Hamilton, al derrotar a Max Verstappen y su Red Bull gracias a un golpe maestro por parte de los estrategas en el pit de Mercedes cuando parecía prácticamente imposible que el cambio sobre la marcha de la estrategia planificada por el equipo alemán en relación al cambio de neumáticos, pudiera convertirse en la decisión acertada.
Durante la clasificación del día sábado, Max Verstappen conseguía por apenas ocho milésimas de segundo sobre Valtteri Bottas su primera Pole Position en Fórmula 1, que no se le daba a Max en sus ya cinco años en F1 pese a haber conseguido siete victorias, convirtiéndose así en el piloto número 100 de la historia en lograr el mejor tiempo en clasificación.
Se dio la partida de la carrera y el holandés, a diferencia de sus dos últimas victorias en que arrancó muy mal, esta vez lo hizo de manera impecable, llegando a la primera curva al frente del pelotón mientras que, justo detrás de él, los dos pilotos Mercedes se disputaban rueda a rueda, con contacto incluído, el segundo puesto; llevando la peor parte el finlandés que de esta manera dañó el alerón delantero de su bólido, lo cual le obligó a detenerse a reparar en boxes, por consiguiente ya sin opción de victoria.
A partir de ese punto, la lucha por la punta fue entre Verstappen y Hamilton puesto que, esta vez los Ferrari nos quedaron debiendo ya que, el rendimiento de los SF90 estuvo muy lejos del de los dos autos de punta, tanto así que Sebastian Vettel, tercero, y Charles Leclerc, cuarto, terminaron el Gran Premio a más de un minuto de Lewis cuando cayó la bandera a cuadros, en un circuito que en los últimos años siempre le ha caído muy bien a los autos italianos, pero que esta vez los vio padecer mucho por la falta de carga aerodinámica que exige el ¨ratonero¨ circuito de Hungaroring. Tras el primer cambio de llantas y que, en teoría, debía ser el único tanto para Hamilton y Verstappen, como para la gran mayoría de los pilotos, Max mantenía el liderato pero siempre presionado por Lewis que no le daba ningún respiro. De hecho, el actual campeón del mundo lanzó su ataque y a punto estuvo de superar al holandés que, como siempre, se defendió “hasta con los dientes” para no verse superado.
Ante esta situación, en los boxes, Mercedes cambió de estrategia, y unos giros más adelante volvió a llamar a su piloto para un segundo cambio de llantas, montándole, además, los de compuesto medio, es decir, más suaves que los de compuesto duro que calzaba el Red Bull. A falta de 21 vueltas para el final, y regresando a la pista 20 segundos por detrás de Verstappen, Hamilton, incluso cuestionó y recriminó a su gente la decisión tomada, asegurando que era prácticamente imposible pensar en alcanzar al puntero tan lejos adelante y con tan pocas vueltas por recorrer, a lo que el equipo le respondió que, según sus cálculos, entrando a los dos giros finales, Lewis iba a estar encima de Max, cuyos neumáticos estarían tan desgastados que cualquier resistencia del talentoso holandés iba a ser inútil para evitar que Lewis lo pasara. Y, efectivamente, aunque el cálculo falló por una vuelta, a tres giros de la bandera a cuadros, Lewis alcanzó y logró ponerse por delante del Red Bull número 33 sin que Verstappen pudiera hacer nada para impedirlo, pues, como se lo habían anticipado sus estrategas, para ese entonces, las llantas del Red Bull estarían muertas.
Sin duda, una apuesta tremendamente riesgosa por parte de Mercedes, que así como les resultó prácticamente perfecta, de igual forma bien pudo fallarles. En todo caso, movida ajedrecista que esta vez resultó acertada, frente a lo cual, Hamilton le presentó sus respectivas disculpas al equipo por pensar que la opción tomada por ellos tendía a ser un fracaso más que la alternativa correcta. Gracias a ella, Lewis obtuvo su séptima victoria del año, y la número 81 en Fórmula 1, quedando a solo 10 de las 91 del gran Michael Schumacher. Una marca que, al paso que continúa el dominio de Mercedes, y cada vez con más Grandes Premios por temporada (se anuncian 22 para el 2020), es solo cuestión de tiempo para que el impresionante récord del Kaiser alemán, que solo hasta hace un par de años atrás nada más parecía inalcanzable, sea superado por otro “monstruo” de la F1, como lo es Lewis Hamilton. En lo personal, no me queda la menor duda que el actual cinco veces campeón del mundo superará las 100 victorias ¨más temprano que tarde”.