En Estados Unidos se están aplicando dichos cambios velozmente gracias a Tesla Motors. Su red de estaciones de carga suman 173 puntos en todo el país y permite que sus autos eléctricos incrementen su autonomía a 274 kilómetros. Además, esta empresa ha desplegado un total de 397 puntos en países como Canadá, Japón, China, Alemania y Francia.
Pero no solo existen las iniciativas privadas. La ciudad de San Francisco, por ejemplo, lleva adelante su propia agenda de creación de estaciones de recarga solares gratuitas para autos eléctricos. Al momento son 3 y forman parte de la fase piloto de un ambicioso plan de implementación.
En el caso de ciudades como Quito, el iniciar la creación de una infraestructura distinta podría volverse realidad ahora que ya existen algunos modelos eléctricos a la venta por parte de diferentes marcas como Nissan, BYD, Toyota, Ambacar, Renault y Kia, los cuales comenzaron a ser introducidos en Ecuador a inicios del 2016.
Por otra parte existe la promesa del sector automotriz internacional, de que para el 2025 la comercialización de autos será en su mayoría eléctrica, por lo cual varias marcas como Volkswagen y Mercedes-Benz abrieron la competencia directa contra Tesla.
En Quito se promovió el uso de nuevas formas de energía
En la capital se ha configurado un esfuerzo para hacer realidad una iniciativa similar a la de Tesla Motors, de proporcionar infraestructura de recarga que sea útil a los usuarios de autos eléctricos.
Esta acción tuvo lugar durante la conferencia Hábitat III de las Naciones Unidas en Quito durante el mes de octubre, donde se configuraron nuevas propuestas que motiven a las ciudades a nuevas formas sostenibles de urbanización mediante la ‘Nueva Agenda Urbana’ que promueve la ONU.
Entre los ejes principales de este documento se exhorta a las ciudades del futuro a la creación de centros de innovación de energía limpia, industrialización con bajas emisiones de carbono y acciones enfocadas al mejoramiento de la afectación climática, los cuales son temas que se relacionan directamente con el mundo automotriz y su evolución hacia la propulsión eléctrica.
Este tipo de cambios tendrán un efecto profundo en las ciudades, procurando mejorar el paisaje urbano y el estilo de vida de las personas a través de la reducción de la contaminación del aire por el humo de los autos, lo que tiene un efecto directo de beneficio a sus habitantes y su relación con la transportación, con especial atención a grupos vulnerables.
Tanto el sector automotriz con la presentación de modelos eléctricos, así como las Naciones Unidas y la Conferencia Hábitat III, miran el futuro del transporte con el uso de energías eficientes y renovables, por lo que cada vez es más claro hacia dónde está caminando y su relación con los espacios urbanos. Solo es cuestión de tiempo para que esta nueva forma de ver el mundo llegue a nuestro país.