Google demanda a Uber por supuesto robo de tecnología
Y no es una contienda cualquiera: se trata de una demanda en la que el grupo de Google que está dedicado al desarrollo de vehículos autónomos, conocido como Waymo, acusa a Uber de estar usando tecnología robada para avanzar en sus propios desarrollos dentro de este campo. En la demanda se afirma que un grupo de ingenieros que antes trabajaban en Google robaron el diseño del sensor lídar que permite a los vehículos autónomos mapear el entorno a su alrededor. El sensor lídar, como explican en Wikipedia, es «un dispositivo que permite determinar la distancia desde un emisor láser a un objeto o superficie utilizando un haz láser pulsado».
Los demandados son concretamente Uber y Otto, una startup comprada por Uber. Según explican desde Waymo en una publicación en su blog donde anuncian la presentación de este caso «Apropiarse de esta tecnología es como robar la receta secreta de una compañía de bebidas».
Según se puede leer en las 28 páginas de la demanda, «Otto y Uber han cogido la propiedad intelectual de Waymo para que evitar incurrir en el riesgo, el tiempo y los gastos de desarrollar de manera independiente su propia tecnología». Para Waymo, esto además ha beneficiado a ambas partes de diferentes maneras. Y todo a su costa: según explican, los empleados de Otto ganaron supuestamente más de 500 millones de dólares y Uber pudo «revivir un programa estancado».
Esta denuncia refleja cómo ha ido escalando la tensión entre las dos empresas y sobre todo hace palpable los grandes intereses que se mueven en torno a la tecnología de los vehículos autónomos, que promete generar a la industria automotriz más de 70 mil millones de dólares.
Por qué hay que tener cuidado con los destinatarios de los correos
Al parecer, las sospechas de Waymo se despertaron debido a que la empresa fue puesta en copia de un correo que incluía dibujos de lo que parecía ser la placa de circuito de lídar de Uber que «tiene un parecido sorprendente» a los diseños de Waymo.
El epicentro de todo este terremoto legal está situado en la persona de Anthony Levandowski, que fue uno de los miembros originales del equipo que empezó a trabajar en el proyecto de Google. Tras 9 años, Levandowski dejó Google y fundó Otto, una empresa que se enfocaba en el desarrollo de camiones autónomos. 6 meses después de su fundación, Otto fue adquirida por Uber llegando a un acuerdo valorado en 680 millones de dólares.
Según Waymo, 6 semanas antes de renunciar en Google, Levandowski «descargó más de 14 mil archivos de diseño propietarios altamente confidenciales de los diversos sistemas de hardware de Waymo, incluidos los diseños de LiDAR y la placa de circuito de Waymo».
Siempre según lo que especifica Waymo en la demanda, Levandowski instaló software especializado en la computadora portátil de la empresa para obtener acceso al servidor de diseño de Waymo. A continuación, descargó 9,7 GB de archivos altamente confidenciales y secretos comerciales. En ellos se incluían planos, archivos de diseño y documentación de pruebas.
Pero Levandowski no fue el único que sacó información subrepticiamente. Desde la empresa de Google afirman que que los antiguos empleados que ahora trabajan en Uber y Otto descargaron «información adicional altamente confidencial» relacionada con su sistema lídar, incluyendo listas de proveedores, detalles de fabricación e informes con contenido altamente técnico.
Antes amigos, ahora enemigos
Es normal que Waymo, y Google por extensión, se sienta muy perjudicada por este robo, si es que es cierto lo que dicen (que terminará siendo dictaminado por un juez). Los prototipos de Google estuvieron durante años usando sensores de terceros, que eran fabricados por Velodyne. Pero a principios de enero, se anunció que estaban trabajando en su propio sistema lídar, lo cual les permite reducir el precio del sistema, que es significativamente alto, en un 90%.
Y luego, por supuesto, está el tema de la traición de aquellos que en su día fueron tus amigos. En 2013, Google Ventures invirtió nada menos que 250 millones en Uber. Y lo hizo cuando la empresa no era lo que es ahora, sino que estaba en sus primeros pasos.
Pero a medida que los intereses de ambas compañías empezaron a superponerse, en especial en torno a los vehículos autónomos, todo lo que era paz y amor empezó a convertirse en conflicto. En agosto del año pasado, David Drummond, ejecutivo de Google, dimitió de su asiento en el consejo de Uber. Al parecer, esto se produjo como reacción a que tanto él como el CEO de Google Ventures, David Krane, habían sido excluidos de las reuniones de la junta directiva de Uber, lo cual a la luz de las acusaciones hechas ahora si dota a todo de un cierto tinte sospechoso.
Uber es una de las compañías privadas de tecnología más valiosas del mundo: tiene una valoración de casi 70 mil millones de dólares. Recientemente, empezó a probar su tecnología autónoma en Arizona, después de que en diciembre no pudiesen hacerlo en San Francisco por no obtener los permisos adecuados.
Si la demanda prospera y se prueban las acusaciones de Waymo, Uber podría recibir un golpe bastante grave en el terreno de los vehículos autónomos, poniendo en serio riesgo su capacidad para continuar en sus desarrollos dentro de este terreno. Para saberlo, solo podemos esperar para ver el dictamen del juez.
Fuente: Business Insider