Finalmente Toyota pudo vencer el maleficio
De hecho, esta falta de éxito no solo la ha vivido Toyota tratando de ganar Le Mans, sino que también se aplicó en Fórmula 1, a donde llegaron con el presupuesto más holgado que la máxima categoría haya visto en toda su historia. No obstante, entre el año 2002 en que debutaron y el 2009 en que se retiraron tras la crisis económica mundial de finales de 2008, Toyota no logró ganar ni un solo Gran Premio, apenas tres Pole Positions, dos en 2005 y una en 2009, que es lo máximo que el constructor japonés consiguió en su aventura de 7 años en Fórmula 1.
Pero, como dice el dicho: “No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista”. El pasado 17 de junio, el maleficio finalmente se rompió y Toyota se pudo llevar la tan ansiada y perseguida victoria en las famosas 24 Horas de Le Mans, la carrera de resistencia más difícil y al mismo tiempo la más importante de la historia del automovilismo deportivo mundial.
Tuvieron que transcurrir 20 intentos para lograrlo, y seguramente muchos dirán que esta vez no era tan complicado el reto vista la ausencia de rivales de peso como lo eran Audi y Porsche antes de sus respectivos retiros de la disciplina, el primero en 2016 y el segundo a finales de 2017. Indudablemente que la ausencia de los constructores alemanes simplificó la situación, pero eso no quiere decir que haya sido fácil ya que, así se tenga el mejor auto y el más rápido, ante todo hay que ganarle a Le Mans propiamente dicho, al circuito como tal. No solo se necesita velocidad, se necesita también fiabilidad mecánica, confiabilidad de los pilotos, sincronismo, organización, disciplina… es decir, que todo en el equipo funcione correctamente, cuidando hasta el más mínimo detalle para que nada o casi nada falle, para lo cual, obviamente, de igual manera se requiere de una buena dosis de fortuna.
Todo eso se conjugó positivamente en esta edición 2018 de las 24 horas francesas para que Toyota por fin consiga la victoria. Y por partida doble además, ya que sus dos autos llegaron primero y segundo luego de una carrera impecable en la que los directores del equipo nipón permitieron que sus dos tripulaciones, sus seis pilotos, lucharan entre si por la victoria pero con la clara consigna de no excederse, y llevar ambos autos hasta la bandera a cuadros en perfectas condiciones. Y así lo hicieron, acompañados por sus máquinas que esta vez tampoco fallaron en lo más mínimo.
La tripleta ganadora fue la misma que perdió la carrera en la última vuelta dos años antes, con una sola excepción: al suizo Sebastiem Buemi y al japonés Kadzuki Nakajima se les sumó ésta vez nada menos que Fernando Alonso en lugar del británico Anthony Davison, siendo el gran piloto español autor de una espectacular remontada sobre el Toyota gemelo durante la noche, tras una penalización de un minuto por pasar bajo bandera amarilla (error de Buemi), y una neutralización con Safety Car que salió en el peor momento para el Toyota # 8. Alonso recortó prácticamente la mitad de los más de dos minutos que los separaban del Toyota # 7 mientras que Nakajima y el propio Buemi se encargaron del resto para dar alcance a Kamui Kobayashi, Mike Conway y José María López, la tripulación del otro Toyota, y así llevarse una espectacular victoria que a mitad de carrera parecía imposible.
La experiencia de cinco de los seis pilotos de la escudería japonesa en este tipo de competencias de largo aliento, y sobre todo en Le Mans, es amplia. No así para Alonso, para quien esta fue su primera vez, pero vaya que no desentonó. Lo hizo con la misma velocidad y profesionalismo ya conocidos en Fórmula 1, lo cual, a su vez, le hizo parecer como un “viejo zorro” del Endurance, logrando de esta manera la segunda parte de su gran objetivo, que es ganar en los tres clásicos del automovilismo mundial de pista, y que hasta el día de hoy solo lo ha conseguido el británico Graham Hill: El Gran Premio de Mónaco en el que ya se impuso en dos ocasiones, Le Mans que lo acaba de conseguir, faltándole entonces imponerse únicamente en las 500 millas de Indianápolis, objetivo planteado, de nuevo, para el próximo año.
Tuve la oportunidad de competir cuatro veces en las 24 Horas de Daytona así como también cuatro en las 12 horas de Sebring, junto a Le Mans, las tres carreras de resistencia más importantes del mundo; y tuve la “suerte” de terminar segundo (en nuestra categoría) en tres ocasiones, dos en Sebring y una en Daytona, por lo que sé de primera mano lo difícil que es competir a este nivel, más aún la primera vez, por lo que mi sincera admiración y felicitación para Fernando Alonso que, de esta forma, se convirtió en el segundo piloto español en ganar Le Mans, luego de que Marc Gené también lo hiciera, con Peugeot, en 2009. ¡Salud Campeón!