Y el baldazo de agua fría no es pequeño, ya que Trump prometió a BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen que “si desean fabricar autos en el mundo, les deseo lo mejor, también pueden incluir a Estados Unidos, pero por cada carro que venga a nuestro país deberán pagar un impuesto del 35%.
Lo que no hizo el presidente electo de Estados Unidos fue precisar si esta decisión afecta a las fábricas de autos en cualquier parte del mundo, o exclusivamente a los intereses de expansión de fabricantes de autos en México, ya que en el caso de BMW hay el proyecto de construcción de una planta de manufactura del Serie 3 en San Luis Potosí (misma zona en la que Ford canceló sus planes).
Al igual que BMW, Mercedes-Benz se unía a Nissan para crear una fábrica en Aguas Calientes, cerca de la factoría de los japoneses, y Volkswagen se expandió recientemente a Puebla, donde el nuevo Tiguan sería ensamblado, además de una planta adicional para el Audi Q5.
Según Donald Trump, no existe suficiente reciprocidad entre Alemania y Estados Unidos, ya que no hay tantos alemanes comprando autos Chevrolet, en la medida en que americanos compran Mercedes-Benz, y al momento los únicos modelos que se venden el país europeo son los modelos Corvette y Camaro, mientras que la subsidiaria europea de GM, Opel, apenas ocupa el quinto lugar en ventas en el viejo continente.
La respuesta alemana no se hizo esperar por parte del ministro de Economía de ese país, Sigmar Gabriel, quien afirmó que para que los alemanes compren más autos estadounidenses ese país simplemente debe “construir mejores autos”, y agregó que la industria automotriz estadounidense no crecerá si vende sus partes a Alemania con una tarifa adicional del 35%, pues vuelve los costos de mantenimiento mucho más altos.
Gabriel añadió que la planta más grande de BMW se encuentra en Spartanburg, Estados Unidos, la cual exporta cerca del 65% de las 400.000 unidades que la marca bávara produce cada año empleando a 8.000 trabajadores norteamericanos. Mientras que la fábrica de Mercedes-Benz en Tuscaloosa fabrica 300.000 SUVs y exporta USD 1 billón en productos terminados.
Por su parte, Volkswagen tiene su factoría en Chattanooga, donde se produce el Passat y próximamente el Atlas SUV, lugar donde se emplea a 3.500 estadounidenses.
Aunque todavía no es claro como el flamante presidente estadounidense planea llevar a cabo estas modificaciones anti importación en Estados Unidos, habrá al menos que esperar a que llegue el 20 de enero, día en que se sentará en el sillón presidencial, lo que venga después será una historia completamente diferente.
Fuente: AutoBlog