El SandRacer es fruto de la mente de Mohammed Al Qadi, Iannis Mardell y el exconductor de carreras Bruno Laffite, los tres cofundadores de Zarooq Motors. Comenzando con un capital de 2 millones de dólares, para construir este auto la compañía se unió con Adrián Campos, fundador de la escudería Campos Racing, y su ingeniero jefe Philippe Gautheron.
Y es que decidieron comenzar por desarrollar el prototipo para, según cuentan Mardell, estimular a los inversores, pues sacar adelante una empresa de este tipo en los Emiratos Árabes, aunque siempre es algo cargado de entusiasmo, se hace difícil sin que los que tienen el dinero puedan tener ante sí algo tangible.
La empresa es la primera de su clase en Oriente Medio y el plan inicial para ponerse marcha fue lanzar un campeonato off-road para apoyar el desarrollo del automovilismo en los Emiratos Árabes, según cuenta Al Qadi: «Laffite quería organizar una serie de carreras de una sola marca, como las que existen en Estados Unidos y Europa, mientras que Mardell y yo queríamos llevar la serie de carreras de pista a la arena».
Pero como muchas grandes ideas, terminó progresando en otro sentido: en el de encontrar el auto ideal de alto rendimiento para off-road. Según Al Qadi, los prototipos de Dakar y los vehículos todoterreno europeos y americanos existentes no son adecuados para la conducción en el desierto: «Como el coche de nuestros sueños no existía, decidimos construirlo. Ha sido diseñado teniendo en cuenta el terreno de los Emiratos Árabes Unidos, y también se puede conducir legalmente en carretera».
Diseñado y construido en los Emiratos Árabes, el SandRacer tiene en inicio un valor de 350 mil dólares y su nombre está inspirado en la que se considera la serpiente más rápida del desierto, la Psammophis schokari, que es conocida como Zarooq en árabe. Al Qadi dice que esperan que la producción crezca de 10 unidades durante este año a 50 en 2018 y 100 en 2019.
Desde que el proyecto empezó en 2015, la respuesta del mercado ha sido «vigorizante». Al Qadi cuenta que «Hay una fuerte demanda de vehículos off-road de lujo en la región» y añade que han recibido «consultas de clientes de alto perfil». En los próximos años, la startup quiere desarrollar sus capacidades de fabricación tanto en los Emiratos Árabes como en Europa, y después extender las redes de ventas y distribución en los Estados Unidos, Europa, Rusia y China.
Con un modelo como el SandRacer, no hay duda que los planes de Zarooq Motors parecen ir encaminados en buena dirección. No sería de extrañar que pronto este modelo también empiece a verse en competiciones de alto nivel, certificando el sello de calidad que ya ha sido imprimido por la crítica especializada.
Fuente: Forbes