El probado 4G63 ahora reside en la bahía del motor de un Ford Fiesta WRC, y como pesa sólo 95.25 kilogramos, los 650 caballos de fuerza y 590 libras-pie de torque son más que suficientes para empujar a toda velocidad la máquina de rally através de la colina.
La potencia es entregada prolijamente a través del sistema de tracción en las cuatro ruedas, tal vez mejor que algunos otros monstruos de la trepada de montaña.
Con Rybníček apresurando al pequeño Ford a través del sinuoso recorrido, es capaz de cambiar el ángulo de ataque con su pie hundido hasta el fondo del acelerador. Al igual que un auto de F1 de la década de 1970, este vehículo permite una gran entrega de potencia sin desestabilizarlo. Es difícil hacer que un auto de tracción en las cuatro ruedas despliegue tanto gruñido de una manera tan manejable, pero gracias a su toque delicado y una puesta a punto adecuada, Rybníček logra hacerlo.
Fuente: Turnology.com
Foto: Marek Rybníček