No se te hará difícil pensar el por qué el Vaticano escogió estos modelos de General Motors para que transporten al Santo Padre en su periplo por estos tres países. Es que Chevrolet es la marca más reconocida y con el mejor respaldo técnico en América Latina y esto sirvió para que la marca del corbatín obtuviera el honor de construir los papamóviles.
Pero lo que no sabrán muchos de nuestros lectores es que tras este trabajo, realizado con “todo el cariño, profesionalismo y cuidado del equipo de General Motors”, según palabras de Paris Pavlov, presidente de General Motors Andina, está el ingenio de un ecuatoriano. Y aunque su nombre te suene raro y te transporte al Medio Oriente, este hombre naturalizado en la Mitad del Mundo, lleva al Ecuador en su corazón como la primera opción al contar de dónde es.
Se trata de Keyvan Rahmani, Gerente de Ingeniería de Producto de General Motors Andina. Actualmente está radicado en Bogotá, Colombia, y a él le reportan las áreas funcionales de Venezuela (por ahora sin operaciones), Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Uruguay y Paraguay.
En una corta visita a Quito, PatiodeAutos.com pudo conversar con él sobre cómo fue y lo que significó para General Motors la planificación, el diseño y la construcción de los vehículos para el Papa Francisco. Pero lo primero que hizo Rahmani fue ratificar su condición de ecuatoriano, aunque reconoció que “mi CKD proviene de Medio Oriente y fui fabricado en Inglaterra”. Pero luego de eso vino a Ecuador, país en el que creció, estudió y se formó.
“Soy ecuatoriano. Viví mucho tiempo aquí y si escuchas mi acento, pese a que los dos últimos años he estado en Colombia, sigo hablando como ecuatoriano”, bromea antes de empezar el diálogo sobre el tema de los papamóviles.
Rahmani ingresó a General Motors “hace muchos años” en Quito. Empezó en el tema de manufactura y tuvo la oportunidad de formarse profesionalmente en muchos países: Japón, China, Tailandia, Indonesia. Luego de trabajar directamente con productos como el Aveo, el Gran Vitara SZ o el Sail, participó en un proyecto para modificar la planta de GM en la capital ecuatoriana y para subir sus niveles de producción.
En su ascenso profesional llegó a la jefatura de ingeniería en Ecuador, donde empezó su relación con la construcción de los papamóviles, y finalmente en el mismo cargo pero para toda el área andina.
Chevrolet, la marca líder del mercado automotor en América Latina, fue designada para crear el icónico papamóvil, el vehículo que utilizaría el Papa Francisco en sus sus apariciones públicas en Guayaquil, en julio de 2015, y dos años más tarde en Colombia, entre el 6 y 10 de septiembre de 2017.
Los papamóviles de Chevrolet son una combinación de tecnología, seguridad y funcionalidad y requirieron de diversas adaptaciones con base en las especificaciones enviadas desde el Vaticano. “En Ecuador decidimos que sería la D-Max, la misma que requirió de algunas adaptaciones, siguiendo las especificaciones enviadas desde el Vaticano”, señala Keyvan Rahmani.
En la parte exterior, incorporó una estructura de techo forrada en cuero, con vidrio templado en parte frontal y superior. Además, varias partes de la camioneta, como el balde, la suspensión y las ruedas fueron adaptadas y reforzados para garantizar comodidad y seguridad. “Por ejemplo, la mayor cantidad del peso va a la parte de atrás y no puede quedar el papamóvil inclinado con vista al sol. Entonces tuvimos que diseñar una suspensión que soporte a toda la gente en cualquier punto del vehículo y que sea cómoda para el Papa, que es una persona de edad avanzada, se sintiera cómodo el vehículo”.
En el interior, la cúpula principal contó con un asiento principal de cuero y regulación de altura, inclinación eléctrica y manual. Además tenía una rotación libre de 360 grados con posibilidad de frenado parcial o bloqueo hidráulico desde la cabina. Frente a este asiento, se instaló una salida de aire acondicionado para la comodidad de Su Santidad y también un sistema de comunicación con el conductor. Detrás del asiento principal se colocaron dos asientos adicionales para acompañantes, con reclinación de espaldar y acabos de cuero.
Este vehículo, fabricado con un inmenso cariño por manos ecuatorianas, fue el resultado del trabajo de más de 30 empresas que componen la cadena de producción de GM OBB del Ecuador.
Rahmani cuenta que fue un verdadero reto construir el vehículo en solo seis semanas. “Rediseñar la D-Max fue la parte chévere del trabajo”, confiesa. Pero reconoce también que “luego vino el stress de construirlo en base a los planos y dibujos. Había partes que no cuadraban o no funcionaban y tocaba sacarlas, romperlas y hacer otras”.
El tiempo resultó muy corto y “tuvimos que hacer tres turnos diarios de trabajo para alcanzar a terminarlo. La gente, desde operarios hasta ingenieros, amanecían en la fábrica trabajando. Desayunaban, dormían dos horas en sus autos y volvían a trabajar. Todos lo hacían por igual”.
General Motors, de la mano con sus proveedores locales, hicieron un equipo de ingeniería cien por ciento ecuatoriano. Y “todo salió perfecto”.
Rahmani cuenta que en Colombia tuvieron el reto nuevamente. “Nos dijeron: viene el Papa” y el proceso empezó, una vez más, desde cero. “En nuestro portafolio no teníamos un producto ideal hecho en Colombia. Colmotores hace camiones, buses y vehículos pequeños de pasajeros. Por eso escogimos la Chevrolet Traverse.
Para convertir cada una de las tres Chevrolet Traverse en un papamóvil, los techos y cabinas fueron modificados totalmente, también se incorporó un cubículo de vidrio templado sin ventanas laterales para que Su Santidad pueda tener más contacto con la gente. Adicionalmente, varias partes de estos SUV, como la suspensión y las llantas, fueron adaptadas y reforzadas para garantizar mayor comodidad y seguridad.
Sin embargo, y pese a los seis meses que tuvieron para construirlos, esta tarea resultó más complicada que en Ecuador. “La Traverse no tiene chasis y que tuvimos que cortar y adaptar muchas partes… Pusimos una estructura interna que soporte, como un chasis, todas las modificaciones”, señaló el ahora Gerente de Ingeniería de Producto de General Motors Andina.
En Colombia también tuvimos la posibilidad de demostrar “nuestra capacidad de reacción ante los imprevistos”. Rahmani cuenta que a la llegada del Papa Francisco a Bogotá la gente se acercó demasiado al vehículo y por la euforia de verle abolló completamente al Traverse. “Sin embargo, tuvimos la capacidad de arreglarlo en la madrugada para que al día siguiente estuviera impecable nuevamente”.