Ya de regreso en Ecuador, el piloto ecuatoriano Sebastián Guayasamín dialogó con PatiodeAutos.com sobre como vivió esta corta pero intensa participación en el Dakar 2018, que lo dejó fuera de competencia tras lesiones físicas sufridas tanto por él como su navegante argentino Mauro Lipez, provocadas tras un accidente en la Etapa 3 de la carrera.
Una participación dividida en tres momentos
“Este Dakar podemos dividirlo en tres partes”, destacó el piloto oficial del Equipo Chevrolet Dakar. “La primera es la expectativa que uno se va generando a través de lo que hemos conseguido en ediciones pasadas, el entusiasmo por haber sido elegido como piloto Chevrolet para representar una marca en la competencia más importante del mundo. Veníamos ya de haber cumplido el objetivo que era terminar el Dakar en 2017 y arrancamos con la ilusión de pelear un puesto de privilegio dentro de la categoría T1.S, que es una subcategoría nueva, que separa a los prototipos de vehículos más convencionales, que igualmente son modificados pero con piezas de cierta forma estándares que se producen en serie y están al alcance de cualquier mecánico, a diferencia los MINI y Peugeot que cuentan con elementos hechos exclusivamente para ellos. Por esta razón han segmentado en lo que sería una clase intermedia dentro del Dakar, que no son los vehículos estándar ni tampoco los “súper autos”. Nosotros competimos con un vehículo que veníamos construyendo hace más de seis meses en Córdoba (sede de la estructura RC Competición), por lo que teníamos esa ilusión de poder ir a pelear la categoría.
“La segunda parte es la corta participación. El día 1, en la clasificación de la categoría T1.S, terminamos quintos y haciendo un desempeño muy bueno dentro del primer prólogo. Yo estuve entrenando 15 días en el norte Perú, en condiciones muy similares, entonces me sentía muy cómodo en la conducción. Admito que estuve demasiado ambicioso y entusiasmado con la camioneta porque me dio una sobre confianza, enseguida nos dimos cuenta que frenaba donde debía hacerlo, que el setup, la suspensión y el peso eran perfectos, andaba muy bien y tenía potencia para poder encarar la dificultad del terreno. Una vez que me sentí súper cómodo dentro del vehículo y veía que podíamos hacer las cosas bien, peleando palmo a palmo con los competidores de nuestra categoría, lo que nos daba la ilusión de poder luchar por un buen resultado en el Dakar.
“La tercer parte fue cuando empezó a jugar la dificultad del terreno. Nosotros no anticipamos que lo hicieran tan difícil. Cuando fuimos a entrenar en Perú nos dábamos cuenta de las parte difíciles y las partes complicadas, gracias a las explicaciones de nuestros instructores peruanos. Ellos nos decían ‘por acá no va a pasar la carrera, porque no hay espacio para que pasen 70 camiones y 120 autos’. Cuando finalmente nos dimos cuenta, la carrera la enviaron a transitar por caminos similares donde la lógica no daba para que pase. Eso se demostró ya en la clasificación y en los abandonos. Vimos que en Perú, durante los primeros cinco días, habían quedado prácticamente la mitad de los vehículos fuera de competencia”, analizó el piloto quiteño.
Las causas y consecuencias del abandono
Respecto a los contratiempos sufridos en la última etapa que participaron, Guayasamín describió las causas y puntualiza cuál fue la situación previa que finalmente devino en el accidente con la camioneta Chevrolet Colorado. “Nosotros tuvimos una Etapa 3 donde en el kilómetro 50 surgió un problema en una manzana (porta mazas) de la camioneta con una llanta suelta. Paramos por una hora y media aproximadamente para repararla, nos tocó cambiar la manzana, semiejes y los frenos. Pero luego retomamos la marcha con esa angustia de saber que ese día perdimos una hora y media, sabiendo que queríamos ir a pelear esa categoría. Haciéndome una autocrítica, yo sé que me sobre exigí en querer recuperar el tiempo perdido, que es uno de los primeros errores que cometemos los pilotos. Ya había llegado el mediodía, el sol estaba sobre nosotros y no nos permitía diferenciar las curvas de nivel. Cuando veníamos bajando una duna grande había dos cortes, el primero lo pasamos sin problemas y el segundo, debido a que cuando se está en el desierto se necesita mucha inercia y velocidad para poder subir las dunas de arena, estaba calculando la velocidad para poder subirla. Cuando acelero, de repente el terreno tenía una cortada y volamos unos dos metros y medio de punta, golpeando la camioneta de frente contra el piso. La camioneta tiene una estructura que utiliza la Chevrolet D-Max y Traiblazer tanto en Ecuador como Colombia, por lo que estructuralmente el vehículo quedó intacto y el motor terminó perfecto. Sin embargo, en ese instante del golpe sentí un dolor muy fuerte en la espalda, que después de los análisis se confirmó que había sido una pequeña fractura en una vértebra, pero enseguida reacciono y le digo a mi navegante que se baje, en primer lugar por el peligro de que vinieran otros vehículos y se vayan encima de la camioneta, porque no nos iban a ver debido a este corte de la duna. Como mi navegante no me respondió, me levanto dejando un poco de lado mi dolencia para tratar de ayudarlo, y veo que él estaba en un cuadro de dolor muy fuerte – Mauro es jugador de rugby por lo que tiene una tolerancia alta al dolor – y me dice ’Sebastián, tengo dificultad para mover las piernas y un fuerte dolor en la espalda’ casi con lágrimas en su rostro. Todo esto sucede en fracciones de segundo, por lo que inmediatamente pulsé el botón rojo de la camioneta para pedir la asistencia del helicóptero de la organización para que viniera a rescatarnos, conscientes de que con ese llamado quedábamos prácticamente fuera de competencia”.
Como describió Sebastián, las lesiones afortunadamente no fueron tan graves, pero lo suficiente para no permitirles continuar en carrera. Luego de los estudios realizados en el centro de salud de Lima, se constató que el navegante Mauro Lipez sufrió una fisura en una vértebra y una compresión en la parte alta de la espalda, con 45 días de reposo mientras que Guayasamín sufrió una pequeña fractura en la quinta vértebra lumbar, que también va a requerir unos 35 días de inactividad.
Consultado sobre la posibilidad de seguir en carrera, dado a que la camioneta no había sufrido daños mayores, el piloto ecuatoriano dejó claro que el reglamento estipula que la competencia se debe terminar con el mismo vehículo y tripulantes que iniciaron la competencia. “Como dice el reglamento de la organización, sí o sí tienen que terminar la carrera los tres: el auto, el piloto y el navegante, con el mismo chasis y personas que iniciaron la carrera. Algunos especularon por qué no cambiar de navegante, es que no hay suplentes en este tipo carrera”.
Los rumores de la incorporación de Ecuador en el Dakar 2019
Cómo no podía ser de otra manera, y debido a los rumores que fueron transmitidos en vivo durante la transmisión de la largada en Lima, Sebastián nos contó sobre el contacto entre la organización y autoridades ecuatorianas por una posible incorporación de Ecuador en la próxima ruta del Dakar 2019. “Efectivamente hubo acercamientos ya desde 2014, se han retomado ciertas conversaciones, y como piloto realmente sería espectacular que el Dakar se corra en nuestro país. Este evento haría que se incentive mucho el turismo, que la inversión que realice el gobierno tenga retornos importantes en términos económicos para Ecuador. Las conversaciones existen y hay una posibilidad. Si bien no hay una fecha para saber la respuesta, aproximadamente en el mes de abril, cuando se anuncie la nueva ruta, se develará el resultado de esto. Por lo pronto tendremos que estar a la espera”.
La primera experiencia como piloto oficial Chevrolet
Más allá del infortunio de esta edición, el piloto del Chevrolet Dakar explica las ventajas de formar parte de un equipo oficial. “Por el lado de la tranquilidad de estar en un equipo oficial, no dejas a preocuparte por otras cosas. El deportista de automovilismo siempre está buscando los auspiciantes, y con esto tenemos una seguridad de poder enfocarnos en las capacidades de pilotaje, trabajar en eso y estar más tiempo arriba del vehículo. En este Dakar todavía me tocó mantenerme como apoyo para organizar todo el tema logístico, los vehículos, la asistencia, lo que en ese sentido sí fue una carga adicional, pero era el primer episodio de muchos que se vendrán con el Chevrolet Dakar ya que vamos a encarar el Campeonato Sudamericano CODASUR de Rally Cross Country, que se va a realizar en Paraguay, Perú, Chile y Argentina a partir del mes de abril”.
Impresiones del Dakar 2018
Para finalizar, Sebastián Guayasamín ha comentado como ha visto esta edición de la carrera y lo que podría generar en el futuro de mantener esta dureza. “Lo que me pareció este año, respecto a las ediciones anteriores, es que encontramos un Dakar muy diferente. Recuerdo lo que dijo Xavi Foj – que tiene encima 28 Dakars y varios títulos en la categoría T2 – que si el Dakar continúa con esas dificultades y ese nivel de peligrosidad, ya no van a poder continuar con autos T2 porque va a ser muy complicado, no les va a alcanzar la preparación para este tipo de vehículos estándar”.
Sin lugar a dudas, tendremos que estar muy pendiente en los próximos meses ya que podríamos tener una gran cantidad de novedades y algunas sorpresas.
Texto: Damián Fanelli
Fotos: Fanpage RC Competición y Sebastián Guayasamín