Para empezar, una noticia muy bien guardada porque ni siquiera se había escuchado el más mínimo rumor al respecto, lo cual es muy raro actualmente en el padadock de la Fórmula 1, más aún cuando las posibles vacantes en las dos escuderías que al momento están sobre Red Bull, es decir Ferrari y Mercedes, se desvanecieron.
Efectivamente, Ricciardo no se decidía a renovar su contrato con Red Bull esperando que Ferrari eventualmente lo tomara en cuenta en vez de Kimi Raikkonen, o que Mercedes hiciera lo propio en lugar de Valtteri Bottas, pero cuando el primero anunció que si no renueva con Kimi un año más, será Charles Leclerc su reemplazante (es decir que ya sabemos quien es el próximo piloto Ferrari; la incógnita está en si es desde el próximo año o a partir del 2020), y cuando el segundo ratificó a Bottas un año más vestido de plateado, lo lógico, y que esperábamos todos, era que el australiano optara por continuar con Red Bull. En los papeles no había alternativa mejor que seguir con la estructura que financió, esponsorizó y promocionó su trayectoria desde sus inicios y durante 11 años.
No obstante, y ante la sorpresa de propios y extraños, Daniel Ricciardo anunció que dejaba Red Bull y que se iba con Renault. Tan sorpresivo fue el anuncio que cuando el australiano le comunicó su decisión a su jefe directo, Christian Horner, este pensó que se trataba de una de las típicas bromas de quien había sido su piloto durante los últimos 5 años. Al igual que para Horner y toda la escudería Red Bull, la noticia a nosotros también nos “cogió en curva”. La lógica decía que, si no había volante ni en Ferrari, ni en Mercedes, Daniel debía seguir con la escudería austriaca, pero no, decidió marcharse.
Sin embargo, las razones para ello, quizás son más simples de lo que parecen: Si bien, actualmente Red Bull es la tercera fuerza de la Fórmula 1, el hecho de que la escudería de las bebidas energizantes, a partir del 2019 dejará el motor Renault para dar lugar al propulsor Honda, es seguramente la razón de mayor peso ya que, esta asociación tomará su tiempo en cuajar por lo que, seguramente, en los próximos dos años al menos, será muy difícil que Red Bull tenga un auto capaz de luchar por la victoria y menos aún por el campeonato, a lo cual se suma que, hoy por hoy, el motor Honda no es exactamente el más potente y menos aún al más confiable de todos.
Esto, mientras que en el otro lado de la moneda, Renault, como equipo, está cada vez mejor, siendo, hoy por hoy, la cuarta fuerza de la F1 y en constante ascenso, con el firme objetivo de volver a luchar por el título tal como ya lo hizo en 2005 y 2006 con Fernando Alonso cuyo proceso fue el mismo que estamos viendo ahora.
El constructor francés adquirió la escudería Benetton en 2001, y en 5 años ya tuvo una estructura y un auto para enfrentar a Ferrari y Mclaren a quienes finalmente derrotó, por lo que, a no dudarlo, un par de años más y Renault seguramente estará nuevamente ahí, a la vanguardia, y para ello no escatima en gastos e inversión, y la contratación de Ricciardo es parte de ello.
Finalmente, otra razón importante para su decisión es que Daniel ya empezó a sentir el peso de Max Verstappen dentro de Red Bull. Aunque por contrato los dos pilotos gozan de los mismos privilegios, está claro que la estrella del equipo es Verstappen y eso, sicológica y emocionalmente ya le empezó a afectar al australiano que seguro ve menos amenaza en Nico Hulkenberg, su futuro coequipero en Renault, que de esta manera, le “devuelve” a Carlos Sainz a Red Bull ya que, el español estaba solo “prestado” al constructor francés, aunque no se conoce aún si la escudería austriaca lo volverá a poner como compañero de Verstappen siendo que los dos ya tenían sus desencuentros cuando fueron coequiperos en Toro Rosso. Todo eso está por verse.
Así, entonces, es que Daniel Ricciardo ha decidido dejar la escudería con la que creció y con la que ganó 7 veces, para ir en busca de un nuevo reto, de una nueva motivación: Llevar a Renault nuevamente a la cima de la Fórmula 1.