Este estudio fue realizado por la empresa J.D. Power en 2016, entre febrero y agosto. En él, se entrevistó 13.269 personas que habían comprado o alquilado un vehículo del año. Los datos obtenidos revelaron que el 50% de los propietarios de autos no usaron los sistemas de información incluidos en ellos en los 90 días posteriores a la compra.
Ahora bien, el 39% de estos propietarios dijeron usar otro dispositivo, como su teléfono inteligente, en reemplazo del sistema. Además, el 56% de la gente que probó a usar los sistemas incluidos en sus vehículos, dejaron de hacerlo dentro del primer mes posterior a la compra.
Lo relevante de estos datos es que señalan una tendencia que se corresponde con la marcada por un estudio de Deloitte hecho a 22 mil consumidores en 17 países diferentes, con lo que no estamos hablando de una particularidad de Estados Unidos sino de una tendencia mundial.
Según explicó Kristin Kolodge, la directora ejecutiva de interacción con el conductor en la interfaz humano-máquina de J.D. Power que lideró el estudio, la principal razón por la que la gente no usas esos sistemas es porque les resultan muy difíciles de entender. Pero no es solo eso.
También se trata de una sensación de comodidad general: la gente está acostumbrada a confiar en sus teléfonos para la navegación, de manera que se sienten más inclinados a usar una aplicación como Google Maps que a intentar usar el sistema integrado en el auto. Para ellos, es más fácil porque ya saben como funciona su teléfono.
En el estudio, se sugiere a los fabricantes que reevalúen sus estrategias a la hora de diseñar sus sistemas. No solamente es una cuestión de usabilidad, sino también de entender a qué se están enfrentando.
Pero no todo es malo. Hay un punto en el que la tecnología de los fabricantes es imbatible frente a los celulares: aquellas características que brindan asistencia al conductor, como la cámara trasera y los avisos de colisión. Con esos, los propietarios de vehículos se sienten más satisfechos que con los sistemas de navegación.
Como señaló Kolodge, un celular no puede brindar un aviso de colisión, por lo que ahí juegan con ventaja los fabricantes. La cuestión es cómo aprovechar esta información del estudio para optimizar sus procesos de desarrollo de tecnología.
Muchos están siguiendo la tendencia de ofrecer integración con teléfonos junto a sus propios sistemas, pero si quieren tener un mayor rendimiento, necesitarán tal vez reducir la inversión en su desarrollo para concentrarse en profundizar en dicha integración y fortalecer las funcionalidades que solo ellos pueden ofrecer, al mismo tiempo que añaden nuevas.
Fuente: Business Insider