Fernando Alonso y sus malas decisiones

Se dice que parte de ser una gran piloto de carreras profesional, más allá del talento y la habilidad para ello, es también saber tomar las decisiones correctas en relación a cuándo y a qué nueva escudería nos cambiamos, o en su defecto, si debemos o no cambiar de disciplina, categoría, etc.

Fernando Alonso acaba de anunciar que al finalizar las próximas 24 Horas de Le Mans dejará Toyota, su actual equipo en el mundial de autos de resistencia (WEC), y al momento nadie sabe con certeza cuál será el futuro del gran piloto español en el automovilismo mundial ya que, lo único que sí sabemos es que el retiro no es una opción y que, según sus propias palabras, correrá ocho carreras más este año pero se desconoce en qué disciplinas, en qué autos, y con qué escuderías.

En la Fórmula 1 en particular, hemos visto varios ejemplos de pilotos que, precisamente no supieron optar por la mejor opción cuando se encontraron frente a este tipo de situaciones en que había que buscar tomar la mejor decisión posible. Y en los últimos años podríamos decir que Fernando Alonso es el caso más sonado. Si bien el español tiene dos títulos mundiales en F1 con 32 victorias, entre otros tantos buenos números, que seguramente son motivo de envidia para la gran mayoría de pilotos que consiguieron acceder a la F1, ni hablar para los que ni lo lograron, tampoco es menos cierto que Fernando pudo haber obtenido, al menos, dos campeonatos más y otras tantas victorias si hubiese tenido un poco más de paciencia y menos soberbia cuando las cosas se complicaron, primero, a la interna de Mclaren en su primera llegada al equipo de Woking en 2007. Alonso acababa de ser bicampeón mundial con Renault cuando decidió aceptar la propuesta de Ron Denis. Dejar al equipo que le había dado las herramientas para lograr sus dos primeros títulos (y únicos hasta ahora), no es precisamente la mejor decisión, pero tuvo suerte al llegar a un equipo competitivo que le dio un auto ganador, pero al mismo tiempo un coequipero que, aunque era debutante en la F1, era igual o más talentoso y ambicioso que él, quien otro sino Lewis Hamilton. Una situación que Alonso no pudo soportar, que generó una terrible disputa a la interna del equipo y que terminó con su salida al final del año, rompiendo su contrato de dos años con Mclaren y regresando a Renault, que para 2008 ya no era el equipo campeón de 2005 y 2006. Con algo más de madurez, Fernando debió seguir con Mclaren y enfrentar a Hamilton como a cualquier otro rival en vez de sentirse piloto número uno pensando que Lewis debía rendirle pleitesía.

En 2010, Alonso llegó a Ferrari en donde estuvo cinco temporadas. Las primeras cuatro fueron de un dulce matrimonio en que Fernando era el mimado y consentido tal como él quería ser, aunque la frustración y descontento empezaron a aparecer con el pasar de las temporadas sin que el duo Ferrari – Alonso consiguiera el perseguido anhelo de lograr el título juntos, más aún luego de haber estado tan cerca, primero en el mismo 2010 cuando el español perdió el campeonato frente a Sebastian Vettel en la última carrera del año cuando solo debía terminar en cuarto puesto para lograr el objetivo y, en vez de ello, finalizó quinto al quedarse bloqueado casi toda la carrera detrás del ruso Vitaly Petrov sin poder pasarlo debido a una mala estrategia para el cambio de llantas de su equipo que cayó en la trampa que les puso Red Bull al llamar a pits tempranamente a Mark Webber, compañero de Vettel, lo cual es precisamente lo que le hizo a Alonso quedarse bloqueado detrás del Renault de Petrov y así perder el campeonato por un punto.

Posteriormente, la segunda gran frustración se dio en 2012 cuando el asturiano empezó la temporada arrasando con sus rivales al punto de que Alonso se fue al descanso veraniego de mitad de campeonato con una ventaja de 40 puntos sobre su inmediato perseguidor, Mark Webber, y 42 sobre Vettel quien finalmente se quedaría nuevamente con los laureles tras una espectacular segunda parte de campeonato por parte del alemán en que claramente los ingenieros de Ferrari se quedaron estancados en la evolución de su auto frente al Red Bull de Sebastian. La temporada 2013 fue aún más frustrante con un auto venido a menos, y con el que Fernando estuvo lejos de poder luchar por el título.

El 2014 fue el año de debut de la nueva era turbo-híbrida, y si bien fue la peor temporada de Ferrari en los últimos 25 años en que el motor italiano con esta nueva tecnología dejaba mucho que desear en potencia y fiabilidad, Ferrari es Ferrari, y era solo cuestión de tiempo para que la mítica escudería italiana encontrara las soluciones para todos sus problemas y volviera a tener un auto competitivo, tal como, en efecto, sucedió a partir de 2015. Pero Alonso no lo vio así, y luego de afirmar en años anteriores (mientras disponía de un auto competitivo), que se retiraría de las carreras corriendo para Ferrari, hacia finales de aquella difícil temporada 2014 Fernando empezó a coquetear con Mclaren con miras a regresar a la escudería inglesa con un millonario contrato de tres años desde 2015. Ante esta actitud que Ferrari consideró un nuevo exceso de arrogancia y desafío por parte del piloto español, la escudería italiana no lo pensó dos veces y contrató inmediatamente a Sebastian Vettel quien tampoco dudó ni un segundo en aceptar la propuesta de correr para el equipo de sus sueños.

Nuevamente la historia se encargó de demostrarle a Fernando lo equivocado que estuvo al despreciar el mal momento de Ferrari y en pensar que Mclaren sí le iba a dar el auto ganador que él esperaba. Una equivocación que era fácilmente legible pues Mclaren recién iba, junto con Alonso, a reiniciar su asociación con Honda como proveedor de motores. Si, una asociación sin duda muy exitosa en el pasado, pero ahora los japoneses llegaban con un año de retraso en el desarrollo de su motor turbo-híbrido, lo cual era evidente que tomaría algunos años de evolución para colocarse al nivel de los motores de Mercedes, Ferrari y Renault, a más del tiempo que tomaría para que Mclaren y Honda pudieran acoplarse de la mejor manera para conseguir un conjunto chasis y motor ganador, algo que, ya lo sabemos, nunca ocurrió. Al contrario, una unión que esta vez nunca cuajó y que a los tres años se disolvió sin resultado positivo alguno; a la vez los tres peores años de Alonso en F1, tras lo cual, y al no encontrar un asiento competitivo en otro equipo, significó el retiro del español de la F1 a finales del año 2018. Un retiro forzado más no deseado, claro está.

Si Alonso hubiese tenido un poco más de paciencia y humildad, y un poco menos de arrogancia y soberbia para esperar que Ferrari enderezara el timón luego de esa difícil temporada 2014, en lo personal, no me queda la menor duda que el gran piloto español finalmente hubiese alcanzado el campeonato con la mítica escudería italiana, tanto en 2017 como en 2018 ya que, la falta de tranquilidad mental y emocional que le faltó en esas dos temporadas a Vettel para ganar el campeonato, pues su Ferrari era mejor auto que el Mercedes de Hamilton, a Alonso le sobra.

Entre mediados de 2018 (paralelo a la F1), y 2019, Alonso decidió correr en el Mundial de Autos de resistencia, en donde, sí, ganó las 24 de Le Mans, un sueño para cualquier piloto; y seguramente será campeón mundial de la disciplina junto a sus coequiperos Sebastian Buemi y Kadzuki Nakajima pero, ¿compitiendo contra quien? Únicamente contra el Toyota gemelo en vista de que no tienen más rivales desde que Porsche y Audi se retiraron de la disciplina. Quizás, esa, la falta de rivales de peso, es la razón principal por la que Fernando ha decidido dejar el equipo japonés después de las próximas 24 Horas en Francia.

Finalmente, no nos podemos olvidar del fiasco de las últimas 500 millas de Indianápolis en que Alonso no pudo ni siquiera clasificar entre los 33 autorizados a formar parte de la famosa carrera norteamericana en que apenas clasificó en puesto 34. ¿La razón para ello? Un equipo formado solo para esta carrera. De esta forma era imposible pensar que Fernando tendría un auto competitivo para tan importante y difícil cita, y frente a pilotos y, sobre todo, equipos consolidados en la disciplina. Nuevamente, algo que todos los expertos pudimos anticipar, menos él. Por ello, pésima decisión haber aceptado aquello, más aún cuando en el 2017, en su primera vez en la Indy 500, pudo haber ganado la carrera pero, para ello, corriendo con el equipo Andretti, uno de los mejores. ¿Y por qué Alonso y Mclaren no corrieron nuevamente con la estructura de Michael Andretti esta vez? Simplemente porque ellos compiten con el motor Honda, y Alonso se expresó tan mal, tantas veces del motorista japonés en F1, que no hay manera para que él y Honda vuelvan a competir juntos, por consiguiente, su única opción era el motor Chevrolet con un equipo de ingenieros y mecánicos poco experimentados. ¿El resultado de aquello? Una vergüenza que un piloto del prestigio y pergaminos de Fernando Alonso no se puede permitir.

Decisiones correctas o incorrectas, “todos somos buenos generales después de la guerra”, pero en el caso de Alonso es evidente que se ha equivocado más de una vez en tomar la decisión adecuada para lograr conseguir sus objetivos, que sin duda debieron traducirse en más victorias y títulos en la Fórmula 1, pues se trata de un extraordinario piloto, quizás el mejor de su generación y uno de los más completos de la historia; lo que seguramente sí le permitirá conseguir “la Triple Corona”, es decir ganar el Gran Premio de Mónaco (ya lo hizo dos veces), las 24 Horas de Le Mans (también lo hizo, el año pasado y quizás este también), solo faltandole justamente las 500 Millas de Indianápolis, hazaña conseguida hasta el momento únicamente por Graham Hill, pero para ello, deberá tomar la o las decisiones correctas.

Similar Posts