Un nuevo hyperauto esta volviendo loco al mundo motor. Se trata del Koenigsegg Jesko, que hoy ostenta el título del auto de producción de serie más rápido del mundo.
Para la casa sueca de autos deportivos, este modelo es muy especial, y no solo porque releva al poderoso Agera RS o porque servirá para conmemorar los 25 años de la firma, sino por su nombre (sí, por su nombre) pues “Jesko” es un homenaje al padre del fundador de la marca.
Dejando de lado su concepto emocional, debemos decir que el auto muestra toda la esencia de un super auto: las prestaciones y la tecnología, sin mencionar su diseño altamente aerodinámico. Precisamente, en la parte frontal encontramos un splitter, mientras que en la parte posterior es muy notorio su alerón. Ambos elementos tienen como objetivo dirigir el flujo de aire de forma eficiente. Según el fabricante solo este par de elementos son capaces de generar una carga aerodinámica de 1.000 kg a 275 km/h, una cifra con la que mejora un 40% a su predecesor.
Aunque a primera vista es un modelo muy radical, la verdadera magia está en su motor V8 biturbo de 5.0 litros, el cual presenta una serie de mejoras respecto al Agera RS. Por ejemplo, cuenta con una nueva admisión a turbos de mayor tamaño con inyección de aire. El resultado son sus 1600 CV que brindan la capacidad de alcanzar los 482 KM/H, convirtiéndose en el auto más rápido del mundo, superando al mítico Bugatti Chiron.
Todas sus prestaciones mecánicas van ligadas a una caja de cambios Light Speed Transmission de nueve velocidades. Este tipo de caja de cambios representa una gran innovación respecto a las transmisiones automáticas de doble embrague, pues relativamente hace que el auto “vaya a la velocidad de la luz”. De hecho, se complementa muy bien con su sistema de embrague múltiple, con el cual se puede optimizar al máximo la elección de marchas. Otra ventaja de este tipo de caja es que solo pesa 90 kg, mientras que una de doble embrague tradicional pesa alrededor de 150 KG.
En cuanto a su carrocería, está construida en fibra de carbono con una rigidez estructural mayor al acero, además, mantiene una suspensión con amortiguación adaptativa a todo tipo de asfalto. Se puede optar por unas llantas con aros de titanio de 20 pulgadas y 21 pulgadas las posteriores.
Sin duda, un auto sin igual y que, desde su presentación en el Salón del Auto de Ginebra, es el dolor de cabeza del Bugatti Veyron Super Sport (431 Km/h) o del Hennessey Venom Gt (435 Km/H).
Fuente nota: CNN
Fuente imágenes: Car and Driver