Sin embargo, Álvarez Gangotena tuvo que esperar un poco más para ver su adquisición en acción. El fuerte invierno de la Sierra ecuatoriana en 1900 obligó a que las cajas de su nuevo auto tengan que permanecer almacenadas en una bodega de Babahoyo. Después de que pasaron las lluvias, las cajas fueron llevadas a Quito en 1901, cargadas por hombres y a lomo de mula.
Carlos Álvarez encomendó al mecánico Manuel Bucheli, de formación empírica pero con talento para las máquinas, la tarea de ensamblar su flamante De Dion-Bouton Vis-á-Vis modelo 1900.
El auto disponía de un motor de 402 cc, que funcionaba con un cilindro y entregaba 3.5 hp de potencia. Alcanzaba una velocidad de 20 km/h, tenía transmisión de dos velocidades y era uno de los primeros automóviles construidos con marcha de reversa.
El De Dion-Bouton Vis–á–Vis (cara a cara) contaba con un habitáculo abierto para cuatro personas, pero con asientos dispuestos en forma de carruaje, de tal manera que dos pasajeros iban de espaldas al frente del auto, mientras que el conductor y el copiloto tenían visibilidad frontal. Además, se conoce que los asientos originales eran de piel de elefante.
El primer paseo del De Dion-Bouton estuvo reservado para el entonces presidente Leonidas Plaza Gutiérrez y su edecán, mientras que el dueño del auto hizo las veces de copiloto y la conducción estuvo a cargo del mecánico Manuel Bucheli. La historia cuenta que el vehículo se dirigió desde la Plaza Grande hacia la Casa Azul (hoy Museo Casa de Sucre, ubicado en las calles Venezuela y Sucre).
En la época que Carlos Álvarez trajo el primer auto que circuló por las calles de Quito, la compañía francesa De Dion-Bouton era el fabricante de automóviles más grande del mundo. Sus motores eran sumamente confiables en el mercado europeo, con una producción anual de 400 autos y 3.200 motores en 1900.