No es tan raro que, si dejamos nuestro auto parqueado a la intemperie durante la noche, por la mañana nos encontremos con intrusos en nuestro motor. Si, ya sabes, como un gato que buscó refugio del frío nocturno. Lo mismo ocurre en otras partes del mundo. Menos en Australia. En Australia no te encuentras gatitos: te encuentras serpientes venenosas.
Eso es lo que le ocurrió a Michael Garbutt y no precisamente en el desierto, sino en Sidney, una de las principales ciudades australianas, tal y como contaron en el Sidney Morning Herald. Tras dar un paseo por los suburbios, Garbutt regresó a su Mazda rojo y en él se encontró con una sorpresa: una nota en su parabrisas que decía lo siguiente:
«Hola, esta tarde una vientre rojo se deslizó hacia arriba por el neumático delantero izquierdo. Por favor, tenga cuidado».
Con lo de «vientre rojo» se refería a una serpiente negra de vientre rojo, una especie venenosa nativa de las zonas húmedas del este de Australia. Puede llegar a crecer hasta 2,5 metros, lo cual hace de ella una de las serpientes venenosas más grandes del país. Aunque se las considera peligrosas, también son tímidas, por lo que es poco probable que muerdan a menos que estén muy nerviosas. Y bueno, ha de ser difícil sacarlas del motor de tu auto sin ponerlas nerviosas.
Garbutt abrió el capó de su Mazda para ver el estado de la situación y dentro se encontró a la serpiente enrollada en una esquina. Entonces, recurrió a Google para encontrar un cazador local de serpientes (insistimos: es Australia) y dio con Andrew Melrose, de Shire Snake Catchers, un servicio dedicado al «rescate rápido y reubicación de huespedes reptiles no deseados».
Melrose es un profesional de las serpientes, trabajando como cuidador, criador, exhibidor y educador durante más de 30 años. Cuando llegó al lugar donde estaba estacionado el auto, se encontró con que la serpiente no se había quedado quieta esperando, sino que se había movido hacia el motor. Después se movió detrás del protector de la rueda, bajó hasta el parachoques delantero y luego volvió a la rueda delantera derecha.
En propias palabras de Melrose, este consiguió convencer a la serpiente de que saliese tocando suavemente su cuerpo. Una vez que estuvo en el suelo, fuera del auto, la cogió la metió en una bolsa. Todo el proceso se extendió hasta tomar aproximadamente una hora. Aquí está una grabación de los momentos finales:
Según explicó el profesional, esa serpiente es común en el área pantanosa de la península donde fue encontrada, ya que encuentra muchas ranas, anguilas y otras criaturas con las que alimentarse. Encontrarlas en los autos es algo habitual. Por lo visto, si se asustan se meten en el primer sitio que consideran desnudo.
Así que ya sabes: la próxima vez que te encuentres un gato bajo tu capó, piensa que si hubieses estado en Australia te habrías llevado una sorpresa más desagradable: una que podría ser mortal si no la manejases con cautela. O sea, contactando al profesional más cercano.
Fuente: Autoblog