Pero la realidad es que el diesel es menos contaminante y menos tóxico que la gasolina, cuyos gases invisibles pero con más dióxido de carbono son bastante más dañinos para el medio ambiente y nuestra salud que aquellos provenientes del diesel. Adicionalmente, el consumo de un motor diesel es considerablemente menor que el de uno a gasolina hasta en un 30%, y su costo por galón también es menor, por lo tanto, mucho más económico.
En Europa, por ejemplo, los autos con motor a diesel siempre han predominado sobre aquellos con motores a gasolina en un 70% versus un 30%, pero debido a las mayores restricciones que se están dando en contra de los motores diesel y a favor de los motores a gasolina que, con la norma Euro 6, actualmente emiten hasta un 30% menos de dióxido de carbono y un 85% menos de óxidos de nitrógeno que los autos de hace 10 años atrás, la balanza se está equilibrando.
De hecho, las ventas de 2017 arrojaron que el diesel todavía supone el 48,3% de la cuota del mercado mientras que la gasolina está en un 46,6%, al tiempo que los vehículos eléctricos e híbridos solo tiene un 5,1% de participación de mercado; es decir que, aunque el diesel es un combustible cada vez más limpio en relación a años anteriores, los avances tecnológicos en temas de emisiones y consumo de los motores a gasolina son mucho mayores, razón por la cual, esta alternativa se sigue adueñando del mercado mundial mientras esperamos que los vehículos con sistemas híbridos pero, sobre todo, los autos completamente eléctricos le tomen la posta, tanto a los motores a gasolina como a los diesel, en un corto y mediano plazo antes de que el planeta, el único que tenemos, ya no lo resista más.