Así entonces, 6 Grandes Premios disputados y 3 ganadores distintos: Vettel, Hamilton y Ricciardo, dos victorias para cada uno, los 3 pilotos en el podio de Mónaco, y los 3 que ahora lideran el campeonato. Esta ha sido la séptima victoria para el australiano en el Gran Premio 250 de Red Bull, cuya participación en Fórmula 1 arrancó en el año 2005 tras adquirir la escudería Jaguar. Y, a diferencia de victorias anteriores como la de China este año, por ejemplo, ganadas gracias a problemas en los Mercedes y/o Ferrari o aprovechándose de situaciones de carrera favorables, esta vez sí ha sido ganada por mérito propio y con absoluta autoridad, teniendo incluso que lidiar con un problema en su motor Renault que, a partir de la vuelta 29 empezó a perder potencia. Sin embargo, fue esta una situación que Ricciardo pudo controlar con mucha tranquilidad y sangre fría para, pese a ello, llevarse una extraordinaria victoria que reivindica lo que ya debió ser la primera para él en Mónaco.
Entonces, en el año 2016, Daniel de igual manera dominaba la carrera, pero un malentendido con su equipo en pits lo hizo ingresar a boxes a cambiar las 4 llantas, pero sin que los mecánicos estuviesen con los neumáticos nuevos, listos para cambiarlos. Fueron eternos segundos perdidos en favor de Lewis Hamilton, quien finalmente se quedó con el triunfo gracias a este regalito de los de Red Bull. Pero esta vez tuvieron su revancha, y con el mismo Daniel Ricciardo, mientras que Max Verstappen pudo remontar hasta el noveno puesto luego de su aparatoso accidente del sábado, seguramente lamentándose mucho por ello puesto que, con los problemas de motor que experimentó su coequipero Ricciardo, la victoria bien pudo ser para él de haber largado desde la primera fila tal como debió ser si no se estrellaba en la curva de la piscina. De todos modos, gran victoria de Red Bull y Ricciardo, que nos mostró una vez más los quilates que tiene y que lo hacen uno de los mejores pilotos de la Fórmula 1 actual.
Ahora bien, sí, efectivamente gran victoria de Red Bull y Ricciardo y más aún si es en Mónaco, pero Mónaco es eso justamente ya que, así como nos puede brindar carreras excepcionales, con resultados a veces inesperados, asimismo nos puede traer carreras en que simplemente no pasa mucho, solo una procesión, uno tras de otro, con los pilotos únicamente esperando que algo le suceda al de adelante para poder ganar una posición, y de ahí en más, esperando recibir la bandera a cuadros.
Definitivamente, eso es lo que tuvimos en esta edición 2018 del Gran Premio de Mónaco, un Gran Premio falto de emociones debido fundamentalmente a que todos los pilotos, principalmente los cinco de punta, se dedicaron a cuidar sus respectivos neumáticos con el fin de poder llegar hasta el final sin tener que hacer dos paradas en pits en vez de solo una. Por consiguiente, el intentar atacar al piloto de adelante significaba exigir más de sus llantas con el riesgo casi seguro de tener que parar en boxes por segunda vez y con una posibilidad casi nula de no poder pasar a su rival de enfrente debido a que, en Mónaco, pasar a un auto igual de rápido que el de uno es literalmente “Misión Imposible”. Por lo tanto, era obvio que no valía la pena arriesgar sino, más bien, cuidar las llantas, no castigarlas en exceso, cuidar la posición sin cometer errores y terminar la carrera habiendo parado solo una vez en pits. Y eso es exactamente lo que se dio esta vez debido al nuevo compuesto de llanta hiper blando que Pirelli trajo para este Gran Premio cuyo desgaste generó esta estrategia. Insisto: una procesión en que pareció que todos se hubiesen puesto de acuerdo para no atacarse los unos a los otros, un pacto de “no agresión”, recibiendo así cada uno lo que se merecía en función de la posición lograda en la clasificación ya que, de hecho, las 6 primeras posiciones de la carrera fueron las mismas 6 primeras de la clasificación del sábado.
Y el que finalizó en sexto lugar fue Esteban Occon con el Force India tras una gran carrera también, al igual que Pierre Gasly que con el Toro Rosso fue séptimo. Sin duda que se nos viene una excelente generación de pilotos franceses después de una larga sequía de pilotos galos en F1 con estirpe de campeones. Desde Alain Prost y luego Jean Alési, que más que una promesa consumada fue una promesa sin concreción, Francia no ha tenido verdaderos pilotos de punta en los últimos 20 años como sí los ha tenido en Rally, por ejemplo, con Sebastián Loeb y Sebastien Ogier, quienes desde 2004 hasta la fecha ya suman, entre los dos, 14 títulos mundiales consecutivos, 9 para Loeb y 5 para Ogier. Pero, ahora sí parece que en F1 se nos vienen grandes prospectos con Occon y Gasly, a quienes se suma Charles Lederc que, aunque monegasco, es prácticamente francés de igual manera.
Gracias a su segundo puesto en Mónaco, Sebastián Vettel le pudo descontar tres “puntitos” a Lewis Hamilton, cuyo Mercedes definitivamente no se adapta del todo bien a las características de los circuitos urbanos. Ya lo habíamos visto semanas atrás en Azerbaiyán, lo vimos ahora en Mónaco y seguramente lo volveremos a ver en Singapur. Tras el resultado monegasco, la diferencia en el campeonato se redujo de 17 a 14 unidades. Pero se viene el Gran Premio de Canadá, en donde tanto Lewis como su Mercedes se han mostrado intratables en los últimos años. ¿Será que la tendencia se mantiene en este 2018 también? La respuesta, la próxima semana.